martes, 8 de febrero de 2011

Capitulo 4: ¿Por qué?

Hoy no he dormido, desde que tuve esa horrible pesadilla no consigo conciliar el sueño, cada vez que mis ojos se cierran para intentarlo aparecen esas imágenes tan espantosas. Me levanto de la cama después de haber pasado la noche despierta leyendo un libro. Bajo las escaleras con la vista nublada, frotándome los ojos continuamente. Llego abajo y entro en la cocina para comer algo: sólo encuentro un yogurt en el frigorífico.

-Hoy tengo que hacer la compra- agarro el yogurt y cierro la nevera de un golpe. Cuando termino, decido vestirme y ponerme algo para que no se aprecien mis ojeras. Recojo las llaves del estante y me sorprendo al oír el timbre de la puerta que retumba en toda la casa. La abro esperando a un vendedor ambulante o al cartero, pero no son ninguno de los dos.

-Jack... ¿Qué haces aquí?-le pregunto en tono airado-¿Cómo sabías que vivía aquí?, No...Espera... ¿Ayer me seguiste?-estallo sin dejar que conteste, no me puedo creer que me haya seguido. Cruzo los brazos esperando una respuesta.
-No te seguí-contesta con una calma irritante- Mi casa es en la misma dirección que la tuya ¿Recuerdas? Ayer pude ver como regresabas y te introducías en esta vivienda. Te noté muy preocupada por ese sueño y hoy quería acompañarte. No quería dejarte sola.
-Sé cuidarme por mí misma, así que puedes irte tú solo.-Intento cerrar la puerta pero él la detiene con la palma de la mano.
-¿Qué te pasa?-pregunta disgustado-Ayer te disculpaste por este mismo comportamiento y hoy sigues siendo la chica independiente. No lo entiendo.
-No necesitas entenderlo-empujo la puerta pero Jack sigue con la mano en el mismo lugar.
-¿Es por ese sueño? o... ¿Por qué?-insiste.
-No te importa, no quieras ahora saberlo todo sobre mi vida.
-Tú dijiste que eso era preocuparme por los demás y que algún día me lo agradecerías.
-No te voy a tener que agradecer nada porque tú vas a dejar de meterte en mi vida.
-¿Y el muro? Ese muro que dijiste que pusiste desde un principio ¿ha vuelto a crecer?-sus fuerzas ceden.
-Nunca dije que se hubiera roto...
-¿Por qué no dejas que nadie entre en tu vida?-añade en tono sombrío.
-¿Por qué intentas tú entrar en ella?-contesto simultáneamente.

Se queda unos instantes callado y me mira fijamente, sus ojos azules muestran una expresión que nunca imaginé que vería en él.

-Supongo que porque soy un idiota.-se separa de la puerta despacio haciendo que esta quede entornada.- ¿Sabes? Esta vez no voy a volver a pedirte disculpas. Ya no. Te dejo hacer lo que quieras, sin molestarte más.

Se aleja lentamente sin volver la vista atrás. Cierro la puerta de un portazo y me apoyo en ella. ¿Qué estoy haciendo? ¿Esta es la mejor forma de no someterlo al peligro que impone estar a mi lado? Cheshire se acerca lentamente con un rostro que pide una explicación sobre lo sucedido.

-Es lo mejor, no podemos permitir que le ocurra algo, ni a él ni a nadie cercano a mí. No podemos permitir que…ocurra de nuevo.

Decido hacer lo mismo con Caroline. Cuando ocupo mi asiento a su lado me muestro insensible e intento no conversar con ella, que me responde de la misma manera, pero no dura mucho ya que empieza a preguntarme que me sucede y por qué estoy tan seria. No contesto a nada por lo que decide cambiar de tema.

-Oye…ayer durante la comida ¿por qué no te sentaste conmigo?-clava su mirada en la mía.
-Por nada, simplemente no quería. Y menos con ellas.- hago notar mi tono de voz.
-Pues “ellas” son mis amigas y también me hubiera gustado que lo fueras tú también.
-No, es mejor que no. Soy una chica solitaria.- mi voz se quiebra.
-Genial- suelta- Espero que algún día te des cuenta de lo que estás haciendo.

Estas son sus últimas palabras y la verdad llevo desde los 13 años apartando a personas de mi vida, conservándome en soledad y ahora tres años después, siento un enorme vacío en mi interior, me cuesta alejarme de las personas que han querido hablar con una persona como yo. Por primera vez…tengo miedo de quedarme sola.

El resto del día se me hace eterno, evitando miradas de Caroline y observando como Jack me mira con deshaga por el rabillo del ojo. Yo inclino la cabeza hacia abajo provocando así que mi pelo me camufle el rostro por completo.

De camino a casa decido pasarme por un supermercado cercano para comprar suministros, cojo lo más básico: pan, yogurt, carne, verdura, queso, huevos, leche, algún dulce y otras cosas más. Pago mis alimentos y me los colocan en una bolsa. Cuando cruzo la puerta que da al exterior el cielo está teñido de gris marengo: está anocheciendo. Procuro pasar por las calles más iluminadas y al cruzar una esquina me encuentro con unos chicos que me impiden el paso, intento volver pero hay otros dos del mismo grupo que están justo a mis espaldas. ¿Y ahora qué? Se acerca el que parece el líder, sus ojos verdes tienen un aspecto horrible, su ropa no tiene un estado mejor, es corpulento y su pelo rojizo lleva días sin ver el agua. Retrocedo cada vez que se acerca hasta quedar contra la pared; mierda he caído en su trampa.

-Oye… ¿Dónde tienes la cartera?-su aliento me da en la cara.

Me llevo las manos a la espalda por si tengo que hacer uso de mis habilidades especiales, antes de que pueda congelarlos a todos los otros jóvenes me cogen de las manos y me las cierran con fuerza oigo como uno de ellos susurra: por si intentas algo. Así no puedo hacer nada. Miro a mí alrededor por si hay alguien cerca, que al gritar, acuda a mi ayuda pero no visualizo a nadie. Genial, menudo día.

-No te la pienso dar, así que…aparta- le exijo, todos me miran perplejos por mi reacción y yo prosigo- Vamos, que os mováis.

-¿Perdona? Tienes mucho valor para reclamar tu libertad, ¿cuantos años tienes, pequeña, trece?-pregunta burlón.
-Dieciséis, idiota.- se ríen y empiezan a mirarse mutuamente agitando los brazos.- ¿Qué pasa? ¿Es un concurso de quien hace más el ridículo?

-Eres extremadamente enana para tu edad- eso hace que exploten risotadas.
-No soy tan baja como dices-replico con una furia mayor ya que odio que me recuerden que no soy lo “suficientemente alta”
-No, pero sí para tener dieciséis años.
-Bueno y tú tienes una masa corporal que me tapona la vista de toda la calle- sonrío con malicia.
-¡¿Qué?!-grita y saca algo del bolsillo que identifico como una pequeña navaja, lo pone justo debajo de mi cuello y ahora es él quien sonríe- ¿Ahora no dices nada? vaya, vaya, vaya parece que la valiente se ha acobardado. ¿Por qué no me has dado el dinero desde un principio y nos habríamos ahorrado todo esto? Bueno…-tantea la hola afilada sobre mi cuello- de todas formas me apetecía divertirme un rato.

Cierro lo ojos y espero el corte, la hoja se clava lentamente en el haciendo que me arda la herida y mane sangre. Los abro y me encuentro al chico limpiando el filo en su sucia camiseta. A continuación señala a mi corazón, retrocede para coger impulso y se abalanza sobre mí. Sello mis ojos por última vez. Oigo el contacto de la navaja con la piel al ser atravesada y al descubrir mis pupilas hay alguien delante de mí: Jack. Se desploma contra el suelo y los atacantes se alejan corriendo. Me quedo mirándolos y con mis manos ya liberadas las pongo abiertas delante de mí y eso produce una capa de hielo que provoca la caída de todos ellos.

Me caigo de rodillas junto a Jack. No…no puede estar…por favor. Unas finas lágrimas empiezan a surgir de mis ojos, le doy la vuelta a su cuerpo y me sorprendo a ver su amplia sonrisa de siempre. Veo la herida en su hombro y me relajo al saber que no es un corte mortal.

-No sabía que te gustase ese tipo de gente- mira al final de la calle donde los chicos intentan levantarse del suelo.- ¿Estás bien Karen?

Estoy a su lado con la vista hacia abajo, sollozando y no puedo creer que me esté preguntando si yo estoy bien cuando él tiene una herida profunda en el hombro. Las únicas palabras que me salen en este momento son:

-Lo siento. Siento lo de esta mañana, las cosas que te dije y…que te hayan herido por mi culpa. Soy una idiota, podrían haberte matado…
-No lo han hecho. Pero me alegro de haberte salvado la vida- me guiña un ojo- Te perdono si me ayudas a levantarme.
-Claro-me limpio las lágrimas y lo ayudo. Lo sujeto por el brazo que no está dolido.-Te llevaré a mi casa-me mira pasmado ante mi propuesta, teniendo en cuenta que esta mañana no quería que entrara, es normal que le parezca extraño.- ¿Qué? Mi la mía está más cerca que la tuya.
-¿Sabrás curarme?
-No tengo tus habilidades medicinales pero…si te doy un botiquín ¿te sabrás tratar solo?-Soy pésima en tratamientos sanitarios.
-De acuerdo-sonríe-pero necesitaré ayuda de todas formas.

Abro la puerta y dejo la bolsa de la compra (que llevo cargando todo el tiempo y que se ha caído, mojado por la nieve y roto por un asa). Le indico a Jack la cocina, coloco mi abrigo en el perchero, y agarro el botiquín. Cuando entro en la estancia Cheshire está encima de la mesa mirando a Jack.

-Cheshire baja de ahí-este obedece y se acurruca a mi lado.
-No sabía que tenías un gato.-Jack empieza a coger los productos que hay dentro del maletín de primeros auxilios.
-Lo tengo desde pequeña.-contesto sacando una vendas-¿será esto suficiente?
-Por lo menos, durará hasta que llegue a casa y pueda ir al hospital.

Cuando termina de curarse y de tratar mi rasguño del cuello, decide irse. Me ofrezco para acompañarlo pero se niega porque es tarde y después tendría que volver sola.

-Gracias Jack-le agradezco antes de irse.
-De nada. Mañana me pasaré para ir juntos al instituto… ¿te parece bien?-hace una pausa-deberías arreglar las cosas con Caroline también.

Asiento y se va.
Esa noche pude dormir sin pesadillas ni temores. Sólo con una sonrisa.

3 comentarios: