domingo, 5 de febrero de 2012

Capitulo 26: Promesas

Matt se incorpora bruscamente y con la mano aparta el sillón, haciéndolo caer al suelo con un sonido hueco. En sus ojos distingo una furia reprimida que empaña sus ojos con un brillo sobrenatural.
Todos miramos como se ausenta de la sala. El silencio se acumula, y nadie está dispuesto a romper el ambiente tenso que se palpa. Quiero aferrar su brazo, y evitar su huida, asegurarme de que no se desvanece aún…
-Ve con él…-susurra Claus-Ahora te necesita más que a nada.
Paso la mirada por los demás que parecen aprobar la idea de Claus. Mis pies comienzan a tomar la iniciativa y corren para alcanzar a la persona que acaba de anunciar su muerte.
Por suerte, cuando salgo por la puerta central del Orfanato, veo a Matt a unos pocos metros de mí. Su nombre sale de mis labios varias veces, pero él insiste en hacer que no me escucha.
-¡Matt!-grito finalmente casi sin voz.
Se detiene. Al menos he conseguido algo.
-¿Por qué no me lo dijiste?-respiro entrecortadamente-¿Por qué…?
Se gira lentamente, y clava sus pupilas en mí.
-¿Crees que es fácil?-pregunta con un hilo de voz irreconocible en él-¿Crees que es fácil anunciar tu propia muerte a la persona que amas?
Bajo la cabeza, sin saber qué debería responder.
-¿Desde cuando lo sabes?-digo al fin.
-Desde siempre. ¿Recuerdas que te conté que a mi hermano lo mataron ellos?-Asiento lentamente.-Bien, pues en primer lugar yo estuve allí cuando pasó.
-Pero…dijiste que tú llegaste después de que ocurriera.
-Mentí.-sonríe sin ganas- Lo mataron delante de mis ojos, y extrajeron de su cuerpo su habilidad recuerdo que esta tenía una forma circular parecida a una canica, pero con un brillo reluciente. Cuando terminó con él, pensé que proseguiría conmigo; pero entonces se volvió hacia mí y musitó con repugnancia: “Tú no nos haces falta, tienes un poder que se consume contigo y que cada vez que es utilizado te resta poco a poco tu vida. Nuestro señor no precisa de algo como eso”
Suelto una bocana de aire. Todo esto se me hace grande.
-Veo que…tendremos que prescindir de ti en la lucha con Hiedra Roja.
-No-suelta con firmeza.
-Pero…
-No, Karen. No pienso quedarme de brazos cruzados en casa, mientras que todos mis amigos están jugándose la vida. Dime, ¿Qué pasaría si fuera al contrario? ¿Tú te quedarías? ¿Perderías la oportunidad de hacerles pagar lo que le hicieron a tu familia?
Nos quedamos en silencio, sabe lo que voy a contestar y yo también:
-No. Pero…
-No puedes decidir por mí.-espeta
-¡Pero no puedo soportar la idea de perderte!-las lágrimas se forman y caen por mi rostro.
Matt camina hacia mí y cuando está justo a mi lado me envuelve en un abrazo. Su calor me tranquiliza; pero noto un leve temblor en sus brazos.
-Te prometo que no voy a morir…
-Matt…ya no puedes controlar tu habilidad…-sollozo. Mi cabeza está justo a la altura de su corazón y cada latido que da me tranquiliza aún más.
-Si puedo controlarla-titubea

-Es mentira…antes con Shadow no pudiste.

-Solo ha sido una vez.

Alzo la cabeza para mirarlo.

-Pero puede ir a peor, Matt.

-Te prometo-alza la cabeza hacia el cielo- Te prometo que no voy a morir-repite-pero tú también me tienes que prometer algo…

-¿El qué?-pregunto sin entender a dónde quiere llegar.

-Que al final de todo esto…elijas. Pero por favor, si me elijes a mi que no sea por compasión ni por pena…sino por un sentimiento más fuerte que eso.

-Te lo prometo.-me sonríe con dulzura y me aparta de él con suavidad.

-Me voy a casa.-manifiesta, y visualizo cómo se aleja sin volverse ni una sola vez.

Cuando vuelvo con los demás, todos esperan a que diga algo, pero no sé el qué.

-¿Y bien?-pregunta Marina.-¿Qué ha pasado?

-Se ha ido a casa.

-Entonces…tenemos a uno menos para luchar.

-No. Él va a seguir con nosotros.

-¿Qué? ¿Vamos a permitir que venga con nosotros a pesar del riesgo que eso supone? ¿No le has detenido en su decisión?

-Yo no puedo decidir por él.-las preguntas cesan, ya que saben que tengo razón- ¿Cómo lo sabías Shadow?, ¿Cómo conocías su condición?

-Scarlett me dijo la habilidad del chico al que Hiedra Roja solo quiere matar y no aprovecharse de su habilidad.-se dibuja en sus labios una media risita.

-¿Nos vas a decir dónde se esconden?-inquiero apoyándome en él sillón (que han recogido del suelo) en el que Matt estaba sentado antes.

-Claro. Pero será mañana y solo vendrás tú. Te enseñaré mi habilidad y te mostraré a alguien que quiere verte.-se empieza a alejar.-A las diez. Por la mañana. Te estaré esperando.-Y desaparece entre las hileras de libros.

De camino a casa de los gemelos, todos parecen estar muy alterados. Escucho comentarios acerca de lo pequeña y misteriosa que es Shadow; del desconocido que me quiere presentar; de la duda de su habilidad; si nos estará tomando el pelo o no. También oigo decir algo acerca de Matt.
Tantas preguntas y tan pocas respuestas…

Cuando entramos todo está oscuro. Matt se ha ido a su “propia” casa y supongo que es normal. No quiere que su presencia sea una lástima para nosotros.
La noche transcurre sin problemas, aunque un sueño me despierta dos horas antes de la cita acordada con Shadow. El sueño me ubicaba en un cementerio…delante de la tumba del chico con la habilidad del miedo.

El aire es fresco y el césped que cubre el interior del orfanato está recién cortado. Las puertas están abiertas y entro con facilidad. Estoy dispuesta a buscar a Shadow y acabar con la duda que me corroe.

-Shadow no está preparada aún.-miro hacia abajo y descubro a Eream con un conejo de peluche en la mano- Me ha dicho que esperes.

-Está bien.-miro el reloj: marca la hora exacta.- ¿Te importa que me quede aquí contigo?

Niega con la cabeza, lo que hace mover sus cabellos blancos de una forma muy graciosa. Agarra con más fuerza el peluche y se sienta en el césped cruzando las piernas, haciendo que el vestido blanco se las cubra. Yo hago lo mismo y me acomodo a su lado.

-Dime, ¿aquí todos tenéis habilidades?

-No, solo somos Shadow y yo.-agita el muñeco y lo hace bailar.- Los demás son niños normales.

-Entiendo.

El conejo deja de bailar. Eream se lo coloca en el regazo y aprieta una de sus blancas orejas con nerviosismo.

-Karen.-me llama, insegura.-Quería pedirte algo.-se hace el silencio, yo asiento. Quiero…ir con vosotros a luchar. Quiero proteger a Scott.

-Es peligroso, Eream.-intento no sonar muy seria.

-No me importa, haré lo que sea para que él esté seguro. Yo lo voy a proteger.-aprieta el peluche con más fuerza.-No voy a permitir que le hagan daño.

-Lo sé.-le froto los cabellos.-pero es arriesgado y la que podría salir herida eres tu.

-No. No. No. Yo quiero ayudar. Mira, ¿te muestro mi habilidad? Es muy fuerte.-se levanta de un salto y me deja el conejito a mí. Pone las manos encima del césped y cierra los ojos por unos minutos. Cuando los abre de nuevo se han vuelto de un color plata y de sus manos se precipitan millones de balas que hacen agujeros en la hierva.
Mi asombro es palpable. Sus párpados se cierran de nuevo y vuelve a la normalidad-¿Te ha gustado? Puede ser muy útil. No necesito pistolas, solo mis manos.

-Está bien.-ella aplaude de felicidad- Pero tendrás que quedarte fuera y a unos metros de distancia. Si te precisamos te llamaremos sin duda. Pero hasta entonces quedarás al margen…y por favor tendrás que tener cuidado ¿de acuerdo?

-¡Vale, vale!-le entrego el peluche y ella se pone a dar vueltas con él.

Una presencia oscura se coloca detrás de mí, al volverme descubro a Shadow que me mira fijamente.

-Vamos, él está esperando.

La sigo por los pasillos en cuyas paredes hay colgados muchos cuadros de diferentes artistas conocidos. Avanzamos hasta llegar al lugar que desentierra millones de secretos: La extraña Shadow, el anuncio de la muerte de Matt y ahora la presencia de un desconocido que está de espaldas. Ese lugar plagado de libros.

-Ella está aquí.-anuncia Shadow.

 Se da la vuelta. Al ver su rostro, esos ojos negros, ese pelo castaño esa herida que nunca pareció sanar en el pasado… me percato de quién es y no dudo en lanzarme contra él. Lo odio. Odio lo que nos hizo…odio lo que me hizo. 

domingo, 11 de diciembre de 2011

Capitulo 25: Shadow

La televisión no ha dejado de transmitir la noticia más macabra del momento, todos los canales informan lo mismo: “Una chica de 16 años de edad, ha sido encontrada en Madrid, muerta, amarrada por las muñecas colgando de su centro de educación al que asistía diariamente. Junto al cuerpo inerte de la joven, las palabras No Temas destacaban con cierta advertencia. No conocemos aún los datos de quién pudo ser el presunto asesino. La policía no ha encontrado ninguna prueba o evidencia que pueda ser utilizada en la resolución del caso…”
Sólo nosotros sabemos que el culpable es Hiedra Roja. Scarlett ha sido acusada de traición, por contactar conmigo y este es su castigo correspondiente. Cierro el puño con fuerza, incluso llego a hacerme daño, pero no me importa…Esto no se los voy a perdonar. Ya me han quitado a mi familia y ahora pretenden acabar con mis amigos.
Unos golpes secos en la puerta del salón, irrumpen mis pensamientos.
-Karen…llevas ahí encerrada dos días-la voz de Jack vuelve a molestarme por tercera vez hoy- Por favor, déjanos entrar.
No obtiene respuesta por mi parte; siempre es así. Todos han intentando persuadirme de que continúe con mi vida normal… ¿Cómo si no hubiera ocurrido nada? Aunque lo escondan, saben perfectamente que la muerte de Scarlett ha sido por mi culpa, por insistir en obtener información…
Noto un leve cosquilleo sobre mi regazo, bajo la vista y me encuentro a Cheshire maullando. Lo acaricio con ganas. Hacía mucho tiempo que Cheshire no se colocaba así… Han ocurrido tantas cosas desde que llegué.
-¡Karen, no tolero que te estés saltando mis entrenamientos personales!-ahora es Claus es el que insiste.
-“Han pasado dos días exactos del accidente ocurrido en Madrid, y hoy hemos podido contactar con la madre de la chica, que afligida por su muerte, no se ha dejado ver hasta ahora”-mis ojos se desplazan lentamente hasta quedar fijos en la pantalla del televisor.-“Conectamos con Calyan”
[…]
-Sentimos su pérdida.-dice la reportera- Díganos, ¿había alguien qué quisiera hacerle eso a su hija?”
-No.- la madre de Scarlett presenta una apariencia horrible, tiene ojeras y sus ojos están muy hinchados.
-¿Sabe con quién estuvo su hija la noche anterior a su muerte? Esto podría ser un dato muy relevante a la hora de descubrir al culpable.
-Descubrir al causante no me devolverá a mi hija.- La cámara enfoca su rostro, su mirada se ha apagado por completo.
-¿No sabe, entonces, con quién estuvo?-me paro un momento a pensar. Yo fui la última a la que vio Scarlett antes de…
   “Nos vemos mañana”
   “Seguro que no”
Esas dos frases surgen de mi mente de nuevo. Un dolor punzante recorre toda mi cabeza, haciéndome estremecer. Ella me ayudó a pesar de intuir lo que eso supondría.
-Sí. Con una amiga.- termina de decir la madre.-Pero, luego volvió a casa y se ausentó por la noche.
-Entiendo. ¿Podría decirnos el nombre de dicha amiga?
No. No. Que no me nombre. Lo que podría pasar sería horrible. Buscarían en casa y yo ya no vivo allí. Me acusarían de sospechosa y… si por un casual me encontraran… Hiedra Roja… estaría más cerca que nunca.
-Mi hija no me lo dijo.
-Gracias por prestarnos tú tiempo. Te devuelvo la conexión.
Apago la tele con un suspiro de alivio. Me incorporo del suelo y, después de todo este tiempo, abro la puerta. Todos se giran de forma interrogante.
-Vamos a casa de Scarlett.-espeto de forma directa.
-Imposible. Hay medios de comunicación por todos lados, e Hiedra Roja estará…
-No me importa, Claus.
-Pero a mí si. No voy a dejar que os cojan antes de empezar.
-¿Qué somos? ¿Unas simples piezas de tu puzle?-mi tono sube más de lo deseado- ¿Si uno falla, no puedes completar tu plan?, ¿sabes lo que me importa? Nada. Scarlett ha muerto e intuyo que la madre sabe algo que nos podría ayudar a…
-¿A qué? Scarlett ya está muerta, Karen. No hay nada más que debamos conocer.-se gira, dándome la espalda. Los demás están callados evitando meterse en esta discusión.- Lo que tenemos que hacer es planear cómo vamos a actuar, conocer a quién nos está esperando en el orfanato y… controlar tu habilidad.
-¿Quieres que controle mi habilidad?-Lo racional empieza a hundirse en el mar de los impulsos y la tristeza, dentro de mi mente. Ya no controlo ni mis palabras ni mis acciones, y dejo que las lágrimas salgan, después de estar tanto tiempo encerradas.- Serás tú el primero en probarla.-Alzo la mano inconscientemente, pero mi disparo hacia el corazón de Claus se ve interrumpido por una sacudida que me tumba en el suelo. Me agito para deshacerme de Matt, grito y uso toda mi ira; pero es inútil. Finalmente me canso y lloro, lloro sin cesar.
-Ya está. Tranquila.-susurra.
-¿Por qué?-sollozo-¿por qué ha tenido que pasar todo esto?-giro el rostro para mirar a Claus-Perdóname. No sé que me ha pasado. Todo lo que he dicho no tiene sentido…yo también quiero acabar con Hiedra Roja y no toleraré que me atrapen antes, pero…
-No te preocupes-me ayuda a levantarme- Lo sé. Perdóname tú también.
-Iremos al Orfanato-propongo- Cuando todo se calme un poco, visitaremos a la madre de Scarlett.
-Ya echaba de menos a esta Karen, la que piensa antes de arriesgarse.-bromea Claus. Su hermano le da un codazo para callarlo de una vez.
-¿Y en el orfanato no hay peligro?-inquiere Marina.- Puede que… ya estén informados de lo que nos dijo Scarlett.
Se genera un silencio ensombrecido.
-Tendremos que arriesgarnos.

Comenzamos a buscar información sobre ese Orfanato y obtenemos su ubicación. En pocos minutos emprendemos el viaje hasta llegar al lugar. No está lejos, pero salir nos supone una forma de ponernos en peligro. Cuidadosamente,  avanzamos por las transitadas calles de Madrid, recorriendo los lugares más desconocidos…hasta que al fin, llegamos a las grandes rejas que nos impide el paso.
-¿Cómo entramos?-pregunta Jack, adivinando nuestros pensamientos.
-Claus, Scott. ¿Podéis transportarnos hasta el jardín?-Miro a los gemelos, y ellos asienten con una sonrisa que parecen haber ensayado para que les quede al mismo tiempo.
Los dos se preparan para darse la mano y crear un tornado. Con la mano que les queda libre, nos la tienden a nosotros y así, formamos un círculo. En un instante, nos transportan hasta el sitio indicado.
-Bien, ¿a quién tenemos que buscar? Porque no tenemos ningún dato sobre dicha persona.
-No lo sé, Marina. Pero lo encontraremos.- Son unas palabras muy poco convincentes por mi parte, porque ni yo sé por dónde empezar.
-¿Sois nuevos?-una niña pequeña, de cabellos blancos y ojos de un azul muy claro, agachada a pocos metros de nosotros, es la primera en notar nuestra presencia.
-Eh…bueno. Estamos buscando a alguien.
-Eream, ¿eres tú?-Scott se acerca cuidadosamente hacia la niña, que permanece inmóvil.- ¿Eres tú verdad? Soy yo, Scott.
-¿Scott?-la niña se levanta de un salto y lo abraza con fuerza.
-Así qué escapaste de Hiedra Roja…
Eream asiente con alegría.
-¿Tú también la conoces, Claus?-pregunto.
-Sí. Pero a Scott le tiene más cariño. Perteneció, al igual que nosotros, a Hiedra Roja. Sinceramente, pensábamos que estaba muerta.-sonríe-menos mal que está bien.
-¿Podrías ayudarnos, Eream?-Scott se separa de ella, y le dedica una de sus inusuales sonrisas.
-¡Claro!
Scott informa a Eream de lo poco que sabemos sobre la persona que estamos buscando. Pero, al nombrar a Scarlett a la niña se le ilumina el rostro.
-Scarlett siempre visitaba a una chica. Creo que esa puede ser la persona que os proporcionará la ubicación de “los malos”.
Eream nos conduce hasta una sala llena de libros, una biblioteca en la que al parecer no hay nadie.
-¿Estás aquí?-el eco de la voz de Eream resuena en toda la estancia.-Hay alguien que quiere verte.
-Que pasen.-se escucha el sonido de unos pasos, aproximándose hasta nosotros. No sé que me esperaba, pero es algo totalmente diferente a lo que tengo delante. Otra niña que, apenas, supera la edad de trece años, con los cabellos muy negros y trenzados. Sus ojos son de un azul intenso, que le proporciona un aspecto de astucia.- ¿Quiénes sois?-dice de mala gana.
-Queremos…-intento decir.
-No.-interrumpe.
-Pero…
-No.
-Shadow, eran amigos de Scarlett.-La vocecita dulce de Eream intenta convencerla.
-Ahhh, ya sé.- Me mira fijamente- Aquí está la causante de su muerte.-el dolor punzante vuelve a mi cabeza, me agazapo y poso las manos sobre mi cabeza. Jack, se inclina hasta quedar a mi lado, los demás también se acercan.
-¿Qué te pasa?
El dolor cesa.
-Nada.-respondo con un hilo de voz, parecido a un susurro.
-¿Y ustedes sois el grupo “fantástico” que va a acabar con Hiedra Roja?-lanza una carcajada aguda.-Débiles.
Matt no ha dejado de mirarla, desde que entramos.
-Sabes lo que queremos. Dinos dónde están.
-No.- se dispone a marcharse.-No hablo con cobardes.
De repente, se desploma sobre el suelo y grita con fuerza:
-¡Para!, joder ¡¡¡Para!!!-se retuerce sobre sí misma. Y es entonces cuando me percato de que Matt tiene el rostro pálido, con el ceño fruncido.
Sacudo sus hombros y él parece recobrar la consciencia. Es como si le faltase el aire porque pone mucho empeño en respirar.
-¿Por qué le has hecho eso?-Jack se pone a la defensiva- Es nuestra única opción para…
-No lo sé.-explica, aún con el rostro quebrado.-Es cómo si mi habilidad se hubiera activado sola…y no he podido controlarla…incluso…me ha hecho daño.
-Scarlett era mi única familia-nos giramos al oír a Shadow- Y ustedes me la habéis arrebatado…-y ahora sí, es cuando Shadow muestra su verdadera identidad.
-Lo siento, Shadow…-me disculpo.-Lo siento.
Se seca las lágrimas con la manga de la camisa, y fija sus pupilas en Matt, que abatido y confuso se ha acomodado en un sillón.
-Ten cuidado con esa habilidad tuya, chico. Es poderosa y peligrosa; pero no sólo para tu victima…sino también para ti.
-¿Qué quieres decir?-inquiero, con temor a lo que pueda decir a continuación.
-Al potenciar los miedos de los demás, también potencia los suyos…y eso puede acabar matándolo.
Matt no levanta la cabeza. Respira entrecortadamente y cierra la mano en un puño.
-Lo sé.

domingo, 16 de octubre de 2011

Capitulo 24: Culpabilidad Desgarradora

Las palabras se quedan en el aire, mezcladas con sentimientos que nunca debí mostrar. Mi garganta se seca y escucho el fuerte latido de mi corazón. ¿Qué he hecho? Acabo de decirle a Jack que no sentía nada por Matt…y ahora le he dicho directamente a Matt que no se vaya con Caroline.
-Eres una egoísta, Karen.
A esto es lo que se le llama una decepción, me imaginaba que diría unas palabras muy diferentes.
-Eres una completa egoísta-repite pero con más fuerza.- No quieres que me quede con Caroline, pero tampoco quieres que esté contigo. Dime, ¿qué soy yo para ti? ¿Una segunda opción?
-No.-logro contestar. Me tiembla la voz, él lo nota.
-Mientes.
Sus ojos azules se crispan intuyendo mis pensamientos.
-Matt, no sé exactamente lo que…
-… ¿sientes por mí?-responde interrumpiéndome.-Déjalo, Karen.-el viento azota sus cabellos- Sé que no sientes nada. Lo supe el día en el que Jack se declaró en la estación de tren.-me quedo con la mirada fija en él.- Sí, yo estaba allí.
-¿Qué?
Matt ríe sin ganas.
-Es increíble. Los dos fuimos a lo mismo, una lástima que él se adelantara; quizá si hubiera llegado yo antes…las cosas serían diferentes ahora.
Las lágrimas se apoderan de mis ojos, impidiendo ver así cualquier cosa que se encuentra a mí alrededor.
-Pero, ¿qué más da?-levanta los hombros- Me he estado consolando a mí mismo desde ese día, haciéndome creer que tenía una oportunidad-se da la vuelta, dándome la espalda.-Que ingenuo he sido, ¿verdad?
Bajo la cabeza. Matt espera que diga algo, algo que pueda cambiarlo todo, pero no lo hago.
-He tomado mi decisión.-se le tensan los hombros- Voy a darle una oportunidad a Caroline.
-¡Espera!-la idea de perderlo por completo me resulta frustrante-¡Espera!
Corro hasta quedar justo detrás de él.
-¡Por favor! En estas circunstancias no puedo ordenar mis sentimientos…Pero por eso…te pido que esperes hasta que se acabe esta lucha con Hiedra Roja. Y así poder elegir…
- Solo espero que no sea demasiado tarde para cuando te decidas. A lo mejor, puede que esté muerto o puede que me encuentres junto a Caroline.
Y con estas palabras se despide, dejándome a mi sola con el silencio que sostiene la noche. La luna parece que me sonríe con malicia, y con razón puede hacerlo. Con miles de inquietudes surcando mi mente, vuelvo a la casa de los gemelos.
No me sorprende que Matt haya decidido pasar la noche en otro lugar. Cheshire me recibe en la entrada junto a Claus.
-¿Qué tal ha ido todo?, ¿lo habéis arreglado?-inquiere con dulzura. Claus me recuerda, en cierto modo, a mi hermano. Me trata con la misma amabilidad que Elliot.- ¿Necesitas un abrazo?-abre los brazos y yo hundo la cabeza en su hombro, refugiándome de la realidad.-Puedes contármelo, lo sabes.
-Ahora no, por favor.-sollozo.
Advierto como asiente.
Decido irme directamente a mi habitación y dormir un poco. Me cubro con las sábanas y espero hasta que el sueño se apodere de mí. Afortunadamente la agitación y las emociones del día, ayudan a conseguir mi propósito.
Escucho el gélido sonido del cascabel de Cheshire. Intento abrir los ojos, pero el cansancio me impide hacerlo. Alguien me sacude para despertarme.
-Karen, vamos-la voz de Marina aparece en mi subconsciente.
-¿Qué pasa?-pregunto aún somnolienta.
-Tenemos una reunión importante en el salón.
Los tenues matices del amanecer inundan la estancia. No tardo en levantarme y acudir, junto con Marina, al salón. Se me hace un nudo en la garganta al ver a Jack y a Matt en el sillón central junto a Scott. Claus me hace señas para que me siente; pero insisto en quedarme de pie.
-Tenemos que hablar sobre lo que vamos a hacer.-empieza Claus.- Hiedra Roja no tardará en encontrarnos si nos quedamos aquí, y yo prefiero ir en su busca antes de que eso suceda.
-¿Y cómo se supone que vamos a encontrarlos?-espeta Jack.- No tenemos ningún factor que nos indique su ubicación.
-No lo sé. Por eso os he reunido.-me mira-Además, necesitamos que controles tú habilidad. No podemos permitirnos el lujo de cometer errores.
-Lo sé.-contesto.
-Bien, ahora quiero que penséis en la forma de encontrarlos.
-Claus, por mucho que pensemos no vamos a encontrar nada.-interviene Marina.-Por empezar no sabemos ni como es el “ser perfecto”.
-Esperad-interrumpo-¿Puedo probar algo?-todos dirigen sus miradas interrogantes hacia mí.-Creo que…la noche en la que asesinaron a mi familia puede ver al “ser perfecto”, pero sólo recuerdo unos ojos grises brillantes que parecían metal. No sé si fue él o no pero, si consigo buscar en mis recuerdos tal vez obtengamos su identidad.
-¿Y cómo vas a hacer eso?-la preocupación de Jack es palpable.
-Buscando en mis miedos.-Matt aparta la mirada- Sólo van a ser unos minutos.
-Es peligroso. Ya sabes o que puede hacer mi habilidad.-Matt clava sus ojos azules en mi rostro.
-No me pasará nada. Si me doy cuenta de que no puedo soportarlo, te lo diré.
Tras mucho insistir consigo que Matt acepte. Ninguno de los presentes está de acuerdo con mi decisión pero saben que es lo único que, por ahora, podemos hacer.
Matt se coloca delante y cierra los ojos. Percibo cómo mi mente aleja toda la felicidad y deja el paso al miedo…
Sangre, mis padres muertos, Elliot, Hiedra Roja, habilidad de hielo…
-¿Quieres que pare?-escucho decir a Matt.
-No…
El cuerpo inerte de cada uno de mis amigos, la pérdida de todos ellos, culpabilidad…
-¿Continúo?
No contesto.
La mariposa y el huracán, sangre, Bloody-Eyes, amenazas, unos ojos grises metalizados, miedo, miedo, miedo, miedo, miedo, miedo, miedo
“¿De qué tienes miedo?”
Miedo
“El huracán acabará por tragarte”
Miedo
“Este lugar es para los héroes y tú no lo eres. No has hecho nada por nadie, por lo tanto no debes estar aquí”
Miedo
“No tienes posibilidades de ganar en esta lucha sin perder a nadie”
Miedo
Miedo
Miedo
-¡Karen!, ¡Karen!-se escuchan voces
Miedo
De repente una tranquilidad evade mi mente. Mi visión vuelve de mis recuerdos, a la realidad. Estoy en el suelo con las manos en los oídos y tiemblo sin cesar. Matt está sujetándome de las muñecas.
-Tranquila, ya está.
-Miedo. Miedo-repito entre sollozos, me lanzo a los brazos de Matt porque necesito a alguien al cual aferrarme.
-Esto ha sido un completo error.-dice Jack tocándome el hombro.
-Lo siento, no debí ofrecerme a utilizar mi habilidad en ella.-Matt me ayuda a incorporarme y a sentarme en el sillón central.
-No pasa nada. He sido yo la que te lo ha pedido.-titubeo- No he conseguido ver nada más que los ojos grises.
-¿Y ahora qué hacemos?-Claus se deja caer en el suelo.
-Podemos…preguntarle a Scarlett.-propongo aún con el temblor en el cuerpo.
Se miran los unos a los otros y asienten lentamente.

Después de pasar toda la mañana rodeada por mis amigos debido a mi palidez, me dirijo a la casa de Scarlett en busca de algo que nos pueda ayudar. No tardo en llegar, la propia Scarlett me abre la puerta.
-¿Qué quieres?
-Necesito hablar contigo, Scarlett.
-Salgamos a dar un paseo; intuyo lo que quieres saber.
Caminamos durante un buen rato, sin decirnos nada. Cuando nos aseguramos que no hay nadie sospechoso cerca, me detiene.
-Dime.
-¿Dónde se esconde Hiedra Roja?-lo pregunto sin rodeos, ella no se sorprende.
-No te lo puedo decir.-se cruza de brazos y aparta la mirada.
-Scarlett, necesitamos saber por dónde empezar. Y tú eres la única que puede ayudarnos.
-Ya os he ayudado una vez.
-Scarlett.-suspiro.-No sé por qué estás involucrada en Hiedra Roja, pero lo que si sé es que no eres una mala persona.
-Vale, vale está bien.-sonríe levemente- Busca en el Orfanato Rosa Blanca, allí encontrarás a alguien que te dará la ubicación exacta de dónde nos escondemos.-advierte que no la entiendo del todo.-Como comprenderás no te la puedo dar yo. Es lo único que puedo decirte; recuerda Orfanato Rosa Blanca ¿vale?
-Gracias, Scarlett.-sonrío- Nos vemos mañana.
-Seguro que no. Antes vendrás a preguntarme cómo se llama la persona o… a saber qué.-me devuelve la sonrisa-Hasta mañana.

A la mañana siguiente, después de contarles a todos lo que me había dicho Scarlett, el sonido del teléfono me interrumpe el desayuno.
-¿Jack?-reconozco su voz-¿Qué pasa?
-Corre…ven…al instituto.-su voz ahogada me sobresalta.
Aferro una chaqueta y sin decirle a los gemelos nada, voy en busca de Jack. Hace días que no voy a clases por si algún rojizo vigilaba la zona. Tropiezo, en el camino, con una cantidad de gente incalculable, y todos van al mismo lugar que yo.
Hay medios de comunicación en la puerta, alumnos que conozco, profesores…
¿Qué ha pasado? Miro a todos lados, pero no encuentro a Jack por ningún sitio. Sin dudarlo me introduzco entre la multitud hasta quedar de las primeras personas que observan la escena.
Se me nublan los ojos. El cuerpo de Scarlett está colgado en la pared  del centro mediante una cuerda que sujeta sus muñecas, su cuerpo está manando sangre y sus ojos…son cuencas vacías. La boca la tiene muy abierta por el grito que tuvo que soltar antes de morir. En la pared blanca se aprecian las palabras: No temas; escritas con la propia sangre de Scarlett.
Reprimo el impulso de vomitar. Las lágrimas manan de mis ojos y como muestra de dolor grito tan fuerte hasta quedarme sin aliento.
-¡¡¡¡¡¡Scarlett!!!!!!
Yo…soy…la…culpable de todo esto.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Capitulo 23: El veneno de la duda.

-¿Qué?-logro gesticular a pesar de la fuerza que me oprime la garganta.
-Me voy.-repite, aunque no consigo creérmelo del todo.
Las manos me empiezan a temblar con brusquedad.
-¿Por qué, Jack?-una nube borrosa toma forma en mi visión, dejándome una vista muy reducida de Jack; junto al balcón y con los últimos rayos del atardecer que nos ofrece el sol
-Karen…los dos sabemos que no sirvo de nada aquí.-aparta la mirada- No puedo ayudaros, y eso me convierte en un estorbo para todos. Sois una especie de “liga de la justicia”, estáis dispuestos a luchar contra Hiedra Roja y yo no me veo capaz de hacer lo mismo.-se detiene,  al cabo de unos minutos continúa-Y no me puedo permitir el lujo de dejar a mi hermana sola…si me pasara algo, Annie no podría soportarlo.-sus manos se cierran en un puño y advierto que un hilo de sangre surge de la palma por la fuerza que ha empleado.-Y lo único que he conseguido en este tiempo ha sido ponerte en peligro, te llevé directamente a las manos de Scarlett y vi esa escena tan perturbadora que aún permanece encerrada en mis peores pesadillas.
-Pero…-intento decir.
-Deja que termine.-espeta sin volverse para mirarme.- En ese momento me sentí impotente…estaba presenciando, lo que parecía, tu muerte… y por más que me debatiera entre las manos de los rojizos que me sujetaban, no lograba escapar para interponerme entre Scarlett; pero no hice nada y por mi culpa utilizó su habilidad de Inversión contra ti. Podrías haber muerto ante mis ojos.
-No lo hice.
-Pero hubo una posibilidad…
-Jack, esto no tiene sentido, tú me salvaste.-me aproximo hasta él y muevo su barbilla con los dedos para que me mire directamente.-Me salvaste.
-Sí. Pero fue porque sé cómo es Scarlett, comprendí como se sentía de verdad al hacerte eso. No tendré tanta suerte con los demás.- se deshace de los dedos que aún sujetaban su rostro.-Si al menos tuviera una habilidad como vosotros, podría hacer algo…
-Puedes hacer lo que prometiste que harías.-susurro afligida.
-¿El qué?-su tono es hueco, pero debajo de ese intento de dureza sé que quiere saber la respuesta.
-Protegerme.
Sonríe y deja caer sus parpados dejando ocultos sus ojos azules. Mi cuerpo experimenta una invasión de calma, parece que todo se ha solucionado….hasta que pronuncia las siguientes palabras no me doy cuenta de la gravedad del asunto:
-Para eso ya está Matt.-vuelve a mostrarme su brillante iris y los fija en mí.
-¿Qué quieres decir?
-Esto no va a ningún lado, Karen. ¿Crees que no me he dado cuenta de cómo últimamente sólo le prestas atención a él?, ¿crees que no advierto que me rehúyes cuando Matt está cerca?, ¿piensas que no escuché lo que le dijiste antes de caer con los ojos congelados?-suspira dejando una parte de rabia fuera- Se acabó.
-Jack.-las lágrimas han comenzado a formarse alrededor de mis ojos.-No…por favor.
El cielo se ha teñido de azul oscuro surcado por puntos de luz. No reconozco al chico que tengo delante: rostro serio sin su habitual sonrisa, blanco como la cal…
-Dime Karen… ¿Me has dicho te quiero alguna vez?-bajo el rostro, él prosigue.-Nunca me lo has dicho, y en cambio yo tuve que decirlo no con esas palabras…me pediste que lo expresara de otra forma y lo hice. Cuando te besé hace unos días, no respondiste; fue como si besara a  una extraña.-le tiembla la voz y eso hace que me estremezca- Intento hacerte feliz, pero cada vez me lo pones más difícil y…me estoy dando cuenta de que tú no sientes lo mismo.
-Jack…para…por favor-sollozo. Sé que todo lo que ha dicho es cierto, pero no puedo oírlo de sus labios.
-Me hubiera conformado con algunas palabras, con algunos besos, con algo que me demostrara que sigues enamorada de mí…
-Jack.-doy un paso hacia él. El leve viento sacude mis cabellos.
-Por eso he decido que hay que terminar con esta mentira. Reconstruiré mi vida sin ti y…si vuelves con vida de vuestra lucha contra el mal-traga saliva con nerviosismo-no intentes volver a recuperar lo que has perdido.
Y con estas palabras Jack se despide para siempre. Oigo el sonido brusco de la puerta principal, al cerrarse.
Me apoyo en la pared y me deslizo hasta quedar agazapada. Coloco mi cabeza sobre las rodillas y lloro todas las palabras que no he dicho ahora ni nunca.
Me percato de la presencia de otra persona a mi lado; deseo que sea Jack pero con certeza sé que no es él.
-¿Qué ha pasado? He visto a Jack salir…-Claus se inclina hasta quedar a mi misma altura.- ¿Una pequeña pelea?
-Se ha ido para siempre.-respondo entre sollozos.
-No puede ser, Jack no haría eso.-me toca el brazo para intentar tranquilizarme, instantáneamente me deshago de su mano con violencia.
-¡¡Se ha ido para siempre!!-repito a gritos. Las incesables lágrimas formas hileras en mi rostro hasta desembocar por mi cuello.
-¿Lo quieres?-su tono es suave cuando pronuncia las palabras más relevantes de la conversación anterior con Jack.
Asiento.
-Entonces, ¿por qué no lo has detenido?, ¿por qué no estás corriendo tras él?, ¿por qué estás llorando?, ¿ya te has rendido?, ¿no vas a intentar recuperarlo?-dice.
Me incorporo de un salto y me seco los restos de mis sollozos con la manga de la camisa. Salgo de la casa de los gemelos y empiezo a correr con todos mis sentimientos asaltándome: Claus tiene razón, ¿por qué no lo he detenido? Debería haberle dicho algo, pero no hice nada… en vez de eso me quedé desolada en un rincón. Pero ahora no voy a cometer el mismo error. Voy a recuperarlo antes de que sea tarde.
Reconozco a pocos pasos el cabello rubio de Jack y no dudo en alcanzarlo. Hay un pequeño lago a la izquierda y en el se ve reflejada la luna.
-Jack.-lo llamo a pesar de que estoy justo detrás.
Él sigue su camino sin prestarme la más mínima atención.
-Jack, por favor.
-¿Puedes dejar de decir eso?-dice en un tono muy brusco.
-Escúchame.-se detiene a pocos metros de mí.-Tienes razón. No he mostrado mis sentimientos, de hecho, evitaba tener que hacerlo.-respiro hondo.-Pero… ¿sabes por qué es? Porque tenía miedo.-Jack se vuelve un poco extrañado y por primera vez me dirige una mirada sincera.-Todas las personas a las que les he dicho esas palabras están muertas; sí, mi familia…y no quería que te pasase lo mismo.
-Karen…
-Pero ahora sé que no tiene ningún sentido…-susurro-si no te lo digo y mueres de todas formas nunca  escucharías lo que siento, y eso es peor que morir conociendo mis sentimientos. Así que te quiero-titubeo.
-Has temblado, ¿nunca lo habías dicho con este significado?
-Nunca lo había sentido.-me acerco a él con el pulso palpitándome en los oídos, cuando estoy lo bastante cerca cierro los ojos y coloco mis labios en los suyos. Creo que si visualizara la escena desde otra parte, me daría cuenta de lo hermosa que es; con el reflejo de la luna y el lago a nuestro lado…pero no estoy mirando, estoy sintiéndolo y eso si que es hermoso.
Me separo de él con delicadeza y sonrío aún con el rostro sonrojado.
-Gracias por detenerme. Pensé que ya te había perdido.-resalta con simpleza.
-Siempre te detendré si tú cumples tu promesa de protegerme.
-Por supuesto.
-Entonces, ¿vas a acompañarnos en esa “lucha contra el mal”?
Me dedica de nuevo esa sonrisa suya y asiente.
-Buenas noches. Y… Jack…
-¿Qué?
-Con Matt no pasa nada.-respondo.-Solo me preocupaba por él.
-Lo sé. No te preocupes por eso.
Nos despedimos con un último beso, ya que insisto en que no me acompañe a casa de los gemelos porque quiero que vuelva con su familia. El acepta a cambio de un beso.
Mientras regreso, coloco mi mirada en las estrellas que surcan el cielo pero una voz me sobresalta y me saca de mis ilusiones.
-Karen.
-Ah, Matt eres .-se acerca a con las manos hundidas en sus bolsillos delanteros.-¿ también vas de camino a casa de Claus y Scott? Podríamos ir juntos.
-Antes de eso-me detiene- Quería preguntarte algo…
-Adelante.
-Necesito una respuesta ¿qué has decidido?-me quedo quieta- Sabes de lo que hablo…sobre tus sentimientos hacia a mi, ¿son los mismos o me rechazas?
-Y ¿por qué necesitas una respuesta?-manifiesto enfadada
-Hay otra chica que…está interesada en mí. La conoces, su nombre es Caroline. Y quiero que me digas si me quieres o no, para saber si tengo alguna opción contigo.
Una sensación extraña recorre mi cuerpo, al instante me percato de que el veneno de la duda me está consumiendo a cada segundo que pasa.
-No.-respondo.
Matt suspira afligido.
-No quiero que te vayas con Caroline.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Capítulo 22: Mundo derrumbado

<< ¿Qué haces aquí?>>susurra una voz que surge de la oscuridad.
Levanto la cabeza, estoy sobre un mar sólido que se extiende hasta el infinito, mi cuerpo produce una onda en el agua cristalina.
-Estoy muerta.-respondo.
<< ¿Qué haces aquí?>>repite con insistencia. No sabría decir si es una mujer o un hombre el que habla.
Pienso un poco antes de contestar de nuevo.
-¿No debería estarlo?
<<Este lugar es para los héroes y tú no lo eres>>-el silencio se pronuncia en el lugar. <<No has hecho nada por nadie, por lo tanto no debes estar aquí>>
-Entonces… ¿a dónde voy?-pregunto.
<<Al lugar dónde se quedan las personas que se rinden>>
-Yo no me he rendido.-espeto.
<< ¿Estás segura? dime pues, ¿hay alguna forma de salir de aquí?>>
Inspecciono el lugar, no hay mucho la verdad; el mar en el que permanezco agazapada, la inmensa capa negra que me rodea y la voz que me habla.
-No, no hay ninguna salida.-admito.
<<Lo que yo decía, te has rendido>>
-¡No!-grito llena de ira.
<<Si de verdad fueras una persona que desea salir de aquí, buscarías cualquier forma de escapar, por muy imposible que parezca>>
-Pero…-mi voz se apaga.
<<Es hora de demostrar que vas a luchar por salir de aquí y volver con aquellos que te necesitan, ¿o los vas a dejar solos sin ni siquiera intentarlo?>>
-Voy a salir de aquí….-La voz se desvanece y no vuelve a decir nada más, dejándome sola con mis pensamientos. Sólo yo puedo encontrar el camino de vuelta. Me miro los pies descalzos y me percato de que la onda que antes rodeaba mi silueta en el agua, ha desaparecido.-El mar…
Me incorporo lentamente, puedo distinguir mi reflejo entre el vaivén de las olas. De repente una idea surca mi mente. Miro mi mano cerrada en un puño y estoy dispuesta a golpear ese “cristal” que me impide caer directamente al agua. Para mi sorpresa, el impacto ha provocado una grieta visible, continúo propinando con los puños y en pocos minutos el cristal se resquebraja, haciendo que los pequeños trozos rotos y yo caigamos al agua.

Abro los ojos. Respiro entrecortadamente porque no puedo creer que vuelva a entrar aire en mis pulmones. Tanteo en la oscuridad para alcanzar algo sólido, pero no encuentro nada. ¿Y si no he salido del sueño? El miedo se apodera de mis pensamientos, estoy a punto de pedir ayuda cuando una voz me sobresalta:
-Has cumplido tú promesa.-los ojos se me llenan de lágrimas.
-¿Matt?
-Pensé que…ya nos habías dejado.-el temblor en su voz es palpable.-No habría podido, Karen. No podría soportar…
-Estoy aquí.- respondo con simpleza, porque sé que no necesita más palabras. Quiere estar seguro de que no es un sueño.
-Karen…-una suave luz naranja entra por la ventana, dejando ver su rostro pálido, sus ojos verdes húmedos, acompañados de unas sombras negras.-No vuelvas a hacerme esto, por favor.
-Nunca. Te lo prometo.
Nos quedamos inmóviles, escuchando el silencio.
-Lo que me dijiste…antes de…cerrar los ojos…-me quedo mirándolo fijamente.-No pienses jamás que deberías haber muerto a manos de Hiedra Roja, tú vida vale más de lo que crees.
Sonrío levemente, mi mano acaricia las sábanas que me cubren; vuelvo a estar en casa de los gemelos. Cheshire está tumbado en la almohada maullando sutilmente.
-¿Cómo lo hizo?
Matt se queda en silencio, desconcertado.
-Jack, ¿cómo me salvó?-aclaro-Por cierto… ¿dónde está?
No contesta. Noto la presión en sus hombros y empiezo a preocuparme.
-Está justo a tú lado.-dice en un susurro gélido. Mi mirada se posa en un sillón que hay junto a la ventana; Jack está sentado en el, con la cabeza hacia abajo y los ojos cerrados. Está dormido.-Quiso ser el primero en verte cuando despertaras; pero me temo que el cansancio ha podido con él.- respira hondo y me quiña un ojo- Tú no me has visto ¿vale? Dejemos que sea él el primero.-y con esas palabras sale del cuarto.
Cuando la habitación se llena de luminosidad, Jack empieza a moverse y lentamente abre sus ojos azules que parecen más brillantes que nunca. Gira un poco la cabeza hacia dónde me encuentro; su expresión cambia bruscamente a medida que se acerca más a mí.
-¿Karen?-pregunta con estupor- ¿Estás bien?
-Estoy bien-me aproximo y lo abrazo-Gracias. Dime ¿cómo lo hiciste?
Jack me suelta, suavemente y acaricia mi pelo.
-Te lo contaré luego, ahora descansa.
Le hago caso y decido dormir, estoy muy cansada a pesar de que he estado durmiendo días enteros. Cuando me vuelvo a despertar, es por la tarde así que decido levantarme y comer.
-Karen-es la voz de Claus-Has faltado dos días a mi entrenamiento.
-Yo también me alegro de verte, Claus-respondo en una sonrisa.
-¿Tienes hambre?-manifiesta, Scott delante del estropeado frigorífico.
Asiento.
-Nos has tenido muy preocupados, ¿sabes? Mi hermano Claus estaba de los nervios, y no era por tú entrenamiento-sirve un tazón con leche, luego añade los cereales de chocolate que tiñen la superficie blanca.-Ten- Acerca el recipiente y lo aferro con ansias.
-Lo siento. Al parecer siempre estoy causando problemas.-Mastico los cereales y en estos momentos me parece la cosa más maravillosa que he probado nunca.- ¿Estamos seguros en esta casa?
-Sí. Bloody-Eyes no dirá nada te lo aseguro.
-¿Qué sucedió?-insisto porque parece que nadie tiene la intención de contármelo.
Esta vez es Claus quién responde.
-Bloody-Eyes acompañó a Jack hasta aquí, se colocó delante de ti y de sus ojos manó una gran cantidad de sangre. Tu cuerpo congelado volvía, lentamente, a la normalidad. Después prometió no desvelar nuestra localización si nosotros no declarábamos que nos había ayudado.-se detiene- Y se fue. Lo que la convenció sólo lo sabe Jack.
-¿No os lo ha contado?
Sacude la cabeza negativamente.
-¿Dónde están los demás?-el silencio que se respira en la casa es abrumador para las seis personas que vivimos en ella.
-Marina ha salido para comprar. A Jack lo ha llamado su padre para que se quedara con Annie mientras que su abuela llegaba. Y Matt necesita tomar el aire, según él.
-Es el momento perfecto para entrenar, Claus.-sonrío
-De acuerdo.-dice emocionado- Ven, acompáñame.
Es el mismo método que la última vez, pero sigo sin conseguir congelar sólo el corazón, además he notado que mi habilidad se ha debilitado.
-Lo haré yo ahora.-propone Claus. Cierra la mano dejando al descubierto el dedo índice, y en el aire, empieza a moverlo rápidamente dibujando círculos hacia abajo formando, así, un pequeño tornado, lo golpea con la palma de la mano provocando que corazón de plástico salga disparado hacia el suelo.-Es fácil.
-Para ti.
-Probemos con algo más simple.-se va de la habitación y vuelve con una botella llena de agua.-Congela sólo el liquido, no la superficie.
-Está bien.-coloco la mano delante de la botella e intento congelar lo que se encuentra en su interior. Sola se congela la mitad del liquido.-Mierda. ¿Qué le pasa a mi habilidad?
-No lo sé, supongo que es porque aún tienes que descansar para que tu habilidad vuelva a adaptarse a ti. Pero has progresado.-intenta animarme pero es en vano.
La puerta del cuarto se abre, dejando ver un cabello rubio.
-Karen, ¿puedo hablar contigo un momento?-Jack me coge de la mano y me lleva al balcón que hay al final de la casa, sin dejar que responda.
-¿Qué pasa?
-Estaba aterrorizado, el primer sitio dónde pensé en encontrarla fue en su casa, pero allí no estaba.-me suelta la mano- Su madre me dijo que se encontraba en la biblioteca, fui a pesar de que mi instinto me decía que Scarlett no había dicho la verdad. Pero para mi sorpresa ella estaba ahí, sin ningún miembro de Hiedra Roja a su alrededor.
<<Atraje su atención para que saliera al exterior, ella intentó evitarme pero, al final, cedió a hablar conmigo:
-Lo siento, Jack. No puedo ayudarte.-objetó antes de que yo pudiera decir nada.
-Tienes que salvarla, es tú amiga.-intenté decir.
-Son mis órdenes. No puedo…
-Por favor.-no respondió- ¿Sabes lo que me dijo cuando te fuiste? Que se sentía responsable por no haber evitado que te unieras a ellos…Te dio una oportunidad Scarlett, confió en ti…y ¿tú la vas a dejar morir? No creo que la Scarlett que nos preparó una tarta por navidad, la que nos saludaba todas las mañanas con una sonrisa, la que se preocupaba por nosotros…sea la misma que dice que va a dejar morir a una persona que…-las lágrimas pudieron conmigo.- La necesito conmigo ¿sabes? Sin ella yo probablemente no soy nada y si ahora dejas que se vaya… nunca te lo perdonaré y Karen tampoco.
-Jack…-Scarlett empezó a mostrar sus verdaderos sentimientos, se posó sobre mi hombro y comenzó a sollozar-No quiero que muera, ha sido la única…
-…que ha confiado en ti.-terminé la frase. Advertí como asentía.
-Dime dónde está. Aún puedo salvarla.
-Eso es todo.-concluye Jack. No me ha mirado ni una sola vez mientras que narraba la historia y está muy serio. Algo va mal- Karen…Tengo algo importante que decirte.
Se me hace un nudo en la garganta.
-Me voy.-suelta.-Ya no volveremos a vernos, así que me despido de ti…para siempre.

Mi mundo se derrumba en un instante.