domingo, 30 de enero de 2011

Capitulo 2: Soledad

Después del incidente y al acabar las clases me dirijo a casa. Sigue nevando por lo que me camuflo debajo de mi paraguas. Estoy cansada, cansada de todo lo ocurrido, avergonzada por haber mostrado mi rostro lleno de lágrimas a un chico que no conozco y furiosa porque no llevaba ni una hora en clase cuando ya me tienen de apodo "rara", pero...porque me llaman así si ni siquiera he utilizado...

-Karen.- ignoro la voz que me llama- Karen.

Sus pisadas se acercan rápidamente sin parar de gritar mi nombre. Cuando llega a mi encuentro, está cansado, respirando agitadamente haciendo que su aliento tome forma de vaho.

-¿Qué quieres Jack?, ¿Ahora me persigues?
- No, solo te alcanzaba.- me contestó recuperando el aliento.
-¿Y eso no es lo mismo?- antes de que pueda continuar pone su mano delante de mi vista y agita algo en las manos.-¿Qué es eso?
-Tú paraguas, el que llevas encima de tú cabeza es el mío.

Lo recojo y le doy el suyo, espero que se vaya pero no lo hace.

-¿No te vas? o ¿Se me ha olvidado algo más?- se lo digo directamente para que se vaya y me deje asumirme en mis pensamientos.
-Yo también tengo que pasar por aquí para dirigirme a casa.

<<Perfecto, a partir de ahora tengo compañía para volver a mi santuario>>

Nos pasamos todo el camino sin dirigirnos la palabra, y el silencio se apodera de nosotros. Pero esa tranquilidad se rompe.

-¿Sigues enfadada por lo de antes?
-No, sinceramente ya no me importa, se que soy rara.-Le contesto sombriamente- Oye...¿por qué dijiste eso "¿de qué tienes miedo?"
-Vaya parece que tu mal humor ha desaparecido-lo miro.
-No tengo mal humor. Es solo que prefiero estar sola sin que nadie me interrumpa mis pensamientos. Soy...diferente.
-Dime...¿Por qué?-dice después de unos segundos en total silencio.-¿por qué te refugias en esa soledad tuya? Tú...no eres diferente, eres como los demás.

No me esperaba esa pregunta, nadie se ha interesado por mí y por mi soledad. No quiero responder, porque ni yo sé el por qué. Decido andar hasta correr lejos de él y sus estúpidas preguntas. Cuando lo tengo perdido de vista oigo que grita:

-Eres una chica normal y estás convencida de que no lo eres.

Cuando llego a casa todo está en silencio. Dejo mis cosas sobre la mesa y me acomodo en el sofá con un vaso de chocolate caliente. Bajo la cabeza hasta la taza y pongo la mano encima de esta, cuando la separo el café está congelado, transformado en hielo. Alzo la mano al techo y congelo la lámpara que hay en el centro de este.

<<Una chica normal eh...Creo que no>>

2 comentarios: