sábado, 26 de febrero de 2011

Capitulo 7: Navidad y un sueño anhelado

Es el último día de clase. Todos estamos sentados en nuestras respectivas mesas de trabajo esperando a que el reloj, situado en la pared de la clase, de su último sonido que iniciará las vacaciones de invierno. Al timbrar todos se levantan haciendo un gran estruendo y salen a empujones del edifico. Tres minutos después me alzo de mi silla y me marcho de la clase. Me gusta esperar a que el jaleo se calme y así poder irme tranquilamente. Camino por los pasillos y al cruzar una esquina, para bajar las escaleras, me choco con alguien, los dos caemos al suelo envueltos en una lluvia de papeles que la otra persona llevaba en las manos. Me quedo mirándolo unos instantes, no lo había visto antes.

-Perdona- me disculpo mientras le ayudo a recoger los papeles.
-No, no pasa nada.-Él también agrupa los folios.

Cuando hemos terminado de reunir todos los papeles tirados, se presenta.

-No te había visto antes.-empieza- Ya sé, eres la chica nueva que llegó hace unas semanas, ¿verdad?
-Sí. Mi nombre es Karen.-respondo con tono despreocupado.
-Yo soy Matt.-me extiende la mano, pero no le doy la mía.
-No te había visto antes, ¿en qué clase estás?-añado.
-Pertenezco a la clase 1ºBachiderato A, soy el delegado, tú estás en el C por eso no nos habíamos visto -sonríe.

Este chico me parece insoportable, con esa mirada totalmente indiferente, su sonrisa burlona y esas cejas que se arquean sin cesar. Me despido sin muchas contemplaciones y corro a la puerta para encontrarme con Jack y Caroline, que me llevan esperando más de 5 minutos. Antes de alcanzarlos por completo diviso otra figura a su lado.

-¿Dónde estabas?-Caroline cruza los brazos.
-Veras es que me tropecé con un chico y bueno me ha empezado a contar su vida.-respondo enfadada, hay una chica a su lado de pelos castaños y ojos verdes.- ¿Quién es?-pregunto intrigada.
-Ah, es Marina, una de mis amigas.-dice energéticamente.
-Encantada.-añado, hoy es la segunda vez que me presento. Me responde y las dos nos acompañan hasta que cruzan por otra calle para ir a sus respectivas casas.-Estás muy callado, Jack.

-¿Eh? ¿En serio?-me mira perplejo y asiento.- Bueno supongo que es porque… mi madre vuelve por navidad y no sé que comprarle.
-¿De verdad?- Hago notar mi entusiasmo por él.
-Sí, el año pasado no pudo venir por estas fechas por trabajo, pero este año…-sonríe-…sí.- respira y me mira- Tus padres también pasarán las Navidades contigo ¿no?
-No lo sé con certeza pero creo que sí.-respondo.- ¿No crees que deberíamos ir a casa de Scarlett? Se lo prometimos.
-Vale, me parece bien.

Saco la tarjeta que nos dio de la peluquería y buscamos su ubicación. Cuando la encontramos, entramos en la estancia y preguntamos por Scarlett, su madre nos señala con el dedo una puerta que deja ver unas escaleras por las que subimos para llegar a la casa. Tocamos el timbre y Scarlett nos abre con una amplia sonrisa dibujada en el rostro. Nos agita la mano hacia ella indicando que entremos, lo hacemos y me quedo perpleja ante las dimensiones de la casa, es enorme. Me acomodo en el sillón central del salón y Jack se sienta a mi lado. Scarlett se introduce en la cocina y empieza a buscar algo, al volver contemplo unas cajas que tiene en las manos. Nos lo entrega, me adelanto al abrirlo, es un pastel de chocolate con letras en glaseado que pone: “Feliz Navidad”, la miro.

-¿Lo has hecho tú?-asiente tímidamente.-Es…alucinante, muchas gracias.
-Tiene que estar delicioso.-agrega Jack.
-Bueno quería hacer algo especial, por ayudarme con los papeles y por lo del viaje de la nieve.-agradece Scarlett.

No quedamos un par de minutos y luego nos despedimos. Jack se va a comprar los regalos para su familia y pienso que debería hacer lo mismo. Me paso por diez tiendas diferentes, pero no me agrada nada. Pienso en comprar algo para Jack, Caroline y Scarlett pero…no tengo la menor idea de qué les puede gustar. Transcurre toda la tarde mientras busco, hasta que cierran las tiendas. Decido volver mañana.
Y así lo hago, busco en las mismas estancias de ayer, en nuevas y cuando el sol está a punto de ponerse, encuentro los regalos perfectos para Scarlett y para Caroline, (o por lo menos me lo parecen), me falta el de Jack. Hoy es Nochebuena, no haré nada especial, encenderé la chimenea y me quedaré delante de ella hasta que las mejillas se me enrojezcan por el calor. Cheshire me recibe al entrar, le sirvo la comida y hago exactamente lo que he planeado.
No tengo ni la menor idea de qué le puedo comprar, ha hecho tantas cosas por mí que no quiero fallar en mi regalo…mañana es mi última oportunidad para encontrar algo…

-¡Lo encontré!-grito de entusiasmo- Después de tanto he encontrado el regalo perfecto para Jack.- Lo transporto a la caja para pagarlo y me muerdo el labio inferior mientras lo envuelven con un papel navideño.

Decido quedarme en un café y tomar algún dulce, me siento en una mesa al lado de la ventana y me quedo una hora viendo a los demás pasar. Por el camino de vuelta a casa me encuentro con Matt, intento evitarlo pero él me ha visto y sin pensarlo me sigue.

-¿Qué quieres delegado?-me vuelvo, cansada de él.
-Nada, simplemente quería saber a donde ibas.- Y lo dice tan normal.
-Eso no es un poco… ¿Acoso?
-¿Es eso un regalo?, ¿para mí?-pregunta con sarcasmo.
-Creo que sabes la respuesta.-sonrío maliciosamente.
-Es verdad un skateboard no es tan pequeño.- Se toca la barbilla.
-¿Skateboard? ¿A ti te gusta eso? Nunca me lo habría imaginado.-admito sorprendida.
-Pues ya lo sabes, a lo mejor decides comprarme uno y aparece esta noche en mi árbol.-dice a modo de despedida y se marcha.

No lo soporto. Está oscureciendo, así que decido irme ya. Mi mente está creando todo tipo de insultos para Matt hasta que me doy cuenta de que estoy solo a unos pasos de casa. Dejo las bolsas en el suelo y busco la llave en mis bolsillos. No las encuentro.

-No, no.-suelto golpeando la puerta.- Ahora no…por favor.- compruebo todas las ventanas. Cerradas. En estos momentos odio ser tan precavida por la seguridad y no olvidarme de cerrarlo todo antes de ir a cualquier lado. Coloco el peso de mi cuerpo apoyando en la puerta y refugio mi cara dejándola caer en mis brazos, apoyados en mis rodillas. Empiezo a sentir frío. Tendré que pasarme toda la noche aquí, los cerrajeros estarán celebrando la navidad, bueno ellos y todos, y no vendrán hasta mañana. Genial, es sencillamente genial.
Una hora, dos horas, tres horas…ya me quedan menos. Escucho unos pasos que se acercan lentamente. Empiezo a asustarme, y si es un secuestrador, un ladrón, un… (En estos casos se piensa en todo menos en lo bueno.)

-Karen, ¿qué haces aquí?-la dulce voz de Jack hace que me relaje.
-Me he quedado fuera, se me olvidaron las llaves dentro.-admito sombríamente.
-Bueno, pero tus padres vendrán y abrirán la puerta ¿no?-se acerca extendiendo la mano para ayudarme a levantarme, la rechazo y sacudo la cabeza.
-Espera... ¿no van a venir?-suelta indignado.-no me lo puedo creer, odio cuando hacen eso… dejar a la familia por el estúpido trabajo ¿Cómo han podido dejarte sola en un día así?
-No, es que…- intento decir pero él me interrumpe.
-¡No es nada!-grita furioso.- Ellos parecen no entender lo doloroso que es pasar estas fiestas…solo…-aprieta los puños y yo vuelvo a esconder la cara- Es…es…

Sigue diciendo cosas, pero yo ya no lo escucho. Solo quiero que pare. Por favor. Por favor. Para…Los ojos se me llenan de lágrimas. Por favor.

-…y lo peor es que ni siquiera llamen…-prosigue pero yo ya no puedo más, estoy harta de seguir con esta farsa.
Me levanto  y dejo mostrar mi cara.

-Jack… ¡Mis padres están muertos!, ¡Fueron asesinados, joder!, ¡Todo por mi culpa!-ese grito llevaba mucho tiempo queriendo salir, el se queda inmóvil mientras las lágrimas rozan mis mejillas.- ¿Sabes ese sueño que tengo que no es ni premonitorio ni una pesadilla?-pregunto sollozando.-Es un recuerdo, yo vi como los…-estallo, las lágrimas no cesan y Jack permanece muy quieto.
De repente me coge y me abraza, mi cabeza queda apoyada en su pecho escuchando cada unos de sus latidos, yo sigo gimiendo y él me abraza con más fuerza. Baja la cabeza para colocarla encima de la mía y me coloca su bufanda roja alrededor del cuello. Así nos quedamos hasta que me tranquilizo un poco.

-Vamos-suelta y recoge las bolsas del suelo y a continuación me coge de la mano.
-¿A dónde?-pregunto.
-A celebrar la Navidad, ¿a qué va a ser si no?-vuelve a verse su sonrisa.
-No, tu madre está allí, es un momento especial y no quiero estropearlo.-niego.
-No lo estropeas, lo mejoras, además creo que Papá Noel te ha dejado un regalo en mi árbol… ¿no lo quieres?-me guiña un ojo.
Para eso había venido a mi casa…
Cuando entramos a su casa, Annie, su hermana nos recibe y empieza a decirle a Jack que van a abrir los regalos. Antes de ir, cojo a Jack de la camisa y le pido un favor.

-No se lo digas a nadie... ¿vale?
-Por supuesto.- promete serio.

Nos acercamos al árbol, Jack se ausenta para hablar con sus padres, seguro que para contarle alguna falsa historia de porqué está aquí esta chica…
Se acerca se nuevo y yo busco mi regalo en la bolsa, él me entrega el mío y los dos decimos al mismo tiempo: “Feliz Navidad”
Lo abro y encuentro un precioso colgante con mi nombre grabado, me lo coloco al cuello rápidamente y espero a que Jack desenvuelva el suyo.
Espero que le guste…espero que le guste…

-Impresionante… ¿una cámara de fotos?- La enciende.- Gracias, bueno creo que la primera foto va a ser…- se coloca a mi lado y pulsa el botón, el flash me da directamente en los ojos pero no m importa.

El resto de la noche, nos la pasamos comiendo y hablando. Supongo que…mi sueño anhelado de contar lo que llevaba encerrado mucho tiempo y pasar una Navidad que no fuera como las demás en solitario…se ha cumplido.

domingo, 20 de febrero de 2011

Capitulo 6: Una oportunidad (Parte 2, Final)

Que idiota soy. Que idiota soy. ¿Cómo se me ha ocurrido reaccionar así? Son los primeros pensamientos que inundan mi mente cuando por fin me tranquilizo y me suelto de Jack. Me limpio con las mangas del abrigo los restos de lágrimas. Todos los demás están con la mirada fija en mí, susurrando a sus amigos y con una sonrisa plasmada en el rostro. Mi ira aumenta, pero intento tranquilizarme porque recuerdo que a mis “habilidades” no le sienta nada bien que me altere. Damos una sacudida y el autobús se detiene,  contemplo a través de mi ventana las brillantes montañas cubiertas de nieve. Cojo mi mochila del compartimento que está encima del asiento y escapo lo más rápido que puedo de allí. Alguien me sujeta de la mano, me giro y me encuentro con una chica rubia de grandes ojos verdes: Charlotte. Comparte clase conmigo pero nunca hemos hablado, siempre está rodeada de gente y al parecer ahora “se preocupa por mí”:


-Karen ¿verdad?-Empieza, y me deja claro que por suerte ha acertado mi nombre- ¿Qué te ha pasado?-noto que todos los demás se acercan, interesados en lo que le ha pasado a la “rara” de Karen. Genial. Ahora si que no puedo irme sin hablar, opto por decir la verdad por humillante que sea.- ¿Por qué has gritado?-insiste.
-Por una pesadilla.-Eso genera una oleada de risotadas que invade el vehículo. Me aparto del gentío y bajo del autobús para agarrar mis maletas. Alguien corre para alcanzarme, yo respondo acelerando el paso. Me alcanza y espero que no sea Charlotte, por suerte me equivoco.-Caroline…
-¿Estás bien? No hagas caso a Charlotte es una completa estúpida.-Cruza los brazos indignada.
-Sí, pero gracias a esa estúpida he tenido que decirle a todo el mundo que reacciono con lágrimas ante las pesadillas-suelto.
-No te preocupes, lo olvidarán o simplemente lo ignorarán.-Se plasma en su rostro una media sonrisa.
Lo dudo.

Jack se acerca y dice unas palabras similares a las de Caroline. Cuando estamos ya todos cargados de maletas, empezamos a caminar hacia las cabañas, no están muy lejos pero llegar se me hace eterno, con miradas “disimuladas” y palabras en “voz baja”. Finalmente llegamos y escogemos habitaciones, son muy amplias: tienen cuatro habitaciones separadas, dos cuartos de baño y un pequeño salón con sillones, televisor y chimenea. Me quedo perpleja.

-Vaya… ¡está bastante bien!-el entusiasmo de Caroline se hace notar.- Un año, cuando viajamos a Italia nos alojamos en un hotel y era mucho peor que estas sencillas cabañas, las paredes, por ejemplo, estaban llenas de moho.

-¿Moho? ¿En serio?- pregunta Scarlett sorprendida, todos nos reímos.

Elegimos los dormitorios y nos acercamos a la puerta dispuestos a reunirnos con los demás en el comedor, pero la tutora entra y empieza a preguntarme que me ha pasado y persevera en que permanezca en la cabaña. No quiero. Es frustrante quedarse encerrada, para eso tengo mi casa. Al final, después de tanto persistir por irme, me obligan a aguantar en la habitación mientas los demás esquían. Jack se ofrece para acompañarme pero no lo consienten. Se retiran de la estancia y me quedo sola. Decido acomodarme en el sofá central y cubrirme con una manta, busco en mi mochila el libro de “Sherlock Holmes” y comienzo a leerlo. La ventana que hay justo a mi lado me muestra lo bien que se lo están pasando los demás. Suenan dos golpes simultáneos en la puerta, que se abre a continuación haciendo ver una figura: Jack.

-¿Qué haces aquí? Creía que no te dejaban…-arqueo una ceja.
-Y no me dejan, pero hay algo que se llama escapar sin ser visto.-confirma- Pensé que estarías mejor con compañía.
-Sí, es mucho más entretenido-admito cerrando el libro.- No entiendo por qué me tengo que quedar aquí, estoy bien.
-Me preocupaste.-dice apartando la mirada.- ¿Otra vez ese sueño?

Asiento, quiero cambiar de tema porque no me apetece responder más cuestiones sobre el incidente.

-¿Cómo que la excursión esta fue tan repentina?-pregunto cortante.
-No lo fue. Al principio del trimestre hablamos sobre el viaje a las montañas para diciembre. Nosotros solo esperamos a que la tutora lo anunciara, tú y Scarlett sois nuevas y os ha pillado de improviso.- se detiene- ¿Se te ocurre algo que podamos hacer?
-Yo voy a seguir leyendo, tú haz lo que quieras.-digo volviendo la vista al libro.
-De acuerdo.-entra en su habitación y coge un pequeño cuaderno, se sienta a mi lado y empieza a escribir algo. Alzo la cabeza para visualizar lo que hay en ella: fotografías.-Exacto, me gusta la fotografía.-Mi boca dibujó una leve sonrisa.

Nos pasamos un largo rato con nuestro respectivo entretenimiento, hasta que Caroline y Scarlett llegan a la estancia hablando sin parar de las caídas de muchos de los alumnos.

-Venga, Jack, Karen, vamos al salón principal.-anuncia Caroline.-Es hora de contar historias de miedo- a esto último le pone un tono escalofriante. Nos levantamos y nos acercamos a la habitación donde están Christian, Tom, Alison, Ashley y Matheu sentados en frente de la chimenea encendida.  Apagan las luces y nos quedamos solo con el nítido resplandor de las llamas.
Christian comienza: “Una clase fue de excursión a la nieve (que típica forma de empezar) y a una chica llamada Elle se le asignó una habitación para ella sola. Por la noche la tele se encendió y apareció una cara monstruosa pero muy real susurrando- Vete, fuera de aquí – Elle se levantó de un golpe, la televisión se apagó de nuevo y se introdujo en el baño para frotarse el rostro con agua, entonces por el rabillo del ojo vislumbró un color rojizo que reinaba el inodoro: sangre. Y…
Dirijo mis ojos hasta Scarlett y percibo que está asustada.
…La cabaña fue quemada con ella dentro-continua  narrando- pero no había indicio alguno de quién la pudo haber prendido, por lo que quedó por un suceso paranormal. Se dice que por la noche, en una cabaña, se puede ver una luz flotando en la penumbra y es la chica que vaga por ella para buscar al culpable.
La historia se queda en el aire, nos llaman para cenar y ninguno dice palabra alguna. A mí personalmente no me dan miedo esas historias, pero si que causa cierto pavor. Cuando terminamos el último bocado, todos los alumnos acceden a sus respectivas cabañas. El ambiente en la mía está bastante cargado. A Scarlett se le puede advertir el miedo, Caroline intenta disimularlo, Jack no parece afectado y yo tampoco. Decidimos no dormir tan repentinamente y ver un poco la tele. Nos dormimos sin darnos cuenta.

En mi mente se empiezan a formar las mismas imágenes de siempre: “"Sangre, ruido, sombras...Sangre, ruido, sombras, un grito, silencio...", mis párpados cerrados se inundan de luz procedente de algo que no consigo definir. Abro los ojos, ya con el miedo dentro por el sueño, descubro en la tele la primera fase: un rostro monstruoso, con rasgos reales. Scarlett está a mi lado, despierta, con las mejillas muy pálidas y los ojos dilatados. Sacudo a Jack que se encuentra a mi izquierda, él se mueve y se irgue y mientras el rostro de la tele empieza a decir “vete, fuera de aquí”, Jack tampoco se lo cree, Caroline  está en el mismo estado que Scarlett y yo suelto el grito que los demás prosiguen. La tele vuelve a su canal inicial (el que nosotros habíamos puesto) y Jack se va directo al baño, yo entro en el otro para hallar la segunda fase. Y en efecto, el agua del inodoro posee un color carmesí. Jack afirma que el otro baño también tiene las mismas características. Corro hacia la ventana, que da a una cabaña sin nadie, y observo la luz que flota en el aire.

-Chicas.-las llamé con tono tranquilizador.-Es una broma de Christian.-al decir eso, se tranquilizan. Jack me mira y a continuación plasma una sonrisa interesada en escuchar mi hipótesis-No se han currado la broma mucho.-admito.-La tele tiene un video, si miráis dentro de él encontrareis una cinta programa para las 10:00.-Jack se acerca al video y saca la cinta ya nombrada.- El tanque del inodoro está atetado de tinta roja, que habrán dejado marca.-Caroline comprueba el tanque y asiente.- Y el culpable, Christian, está en la cabaña de al lado, con un cigarro encendido que toma forma de luz flotante.

Christian sale de la cabaña y se empieza a reír, a su lado está Tom con un frasco con restos de tinta.

-Broma de bienvenida, Scarlett- dice Christian entre risas.
-Los demás no somos nuevos. Ya hemos pasado por tu “broma de bienvenida” en su momento.-añade Caroline con ironía.

Todos volvemos a nuestra habitación y Jack me susurra antes de irme:

-Si vuelves a tener ese sueño, me despiertas.

Asiento. No tengo esa pesadilla, por lo que me alegro de no haber molestado a Jack.

A la mañana siguiente nos encontramos a Christian contándoles la “actuación” de ayer. Scarlett no ha hablado desde entonces. Intento animarla, pero…a mí eso no se me da bien. Desayunamos y salimos al exterior para dar la segunda clase de esquí (para mí la primera), Hicimos grupos de dos, y yo quise acompañar a Scarlett. Nos pasamos todo el día esquiando, aunque con un ambiente poco agradable, ella no hablaba y yo no suelo dialogar mucho. Cuando dan las siete y cuarto, decido volver a la cabaña, Scarlett prefiere quedarse en las frías montañas, intento convencerla de que regrese pero es inútil. En el salón central están la mayoría de los alumnos. Encuentro entre el gentío a Jack y a Caroline y paso el resto del día con ellos.
Scarlett no ha vuelto. Los profesores han salido a buscarla. Reina una ventisca muy fuerte y yo cada minuto estoy peor. No debería haberla dejado sola. Tengo un nudo en el estómago, me tiemblan las manos. Decido salir y buscarla. Jack y Caroline insisten en acompañarme, no me niego.
Empezamos a caminar, dejando nuestras pisadas reflejadas en la nieve, agarro el abrigo de Jack y les conduzco el lugar donde nos despedimos. Me alejo y empiezo a buscar a tientas. Nada, no la veo. Jack se dirige al lado opuesto y corro para alcanzarlo, pero alguien me agarra del brazo, pierdo el equilibrio y me desplomo sobre la nieve. Empiezo a ponerme de los nervios, mis manos empiezan a helar el suelo ya nevado. Por suerte no se nota. Giro mi cabeza y me encuentro con Scarlett.
-¿Por qué has hecho eso? He venido a buscarte. Y ahora estamos las dos pérdidas. ¿En qué pensabas?-elevo la voz hasta convertir mis palabras en gritos.
-No quiero volver. Quédate conmigo aquí.-susurra.

¿Qué demonios le pasa? ¿Delira? El suelo empieza a temblar y sé que se acerca una avalancha.

-Vamos Scarlett-me levanto y tiro de ella con todas mis fuerzas.- ¡Vamos!
- Nadie me hecha en falta. Ni siquiera ellos. Será mejor morir y así…
-¿¡Estás loca!? Yo he venido a buscarte, ¿eso no es suficiente? Y una mierda voy a dejar que mueras. ¿Estás así por la broma? ¿Y qué? A mi también me la hicieron. Empezar es difícil, pero no quieras rendirte tan pronto.-grito y veo la avalancha acechar contra nosotras. Utilizo mi cuerpo para proteger a Scarlett, cubriéndola de todo peligro y creo con el hielo de mis manos una especie de escudo. Espero a que pase toda la nieve y deshago el escudo de hielo. Mucho esfuerzo para mí. Me desmayo.

Cuando vuelvo a abrir los ojos, estoy en la cabaña. Con la mirada de Jack encima.

-Al fin despertaste.-musita.-Scarlett está bien. Os encontramos a las dos tiradas en la nieve y te trasladamos a ti y a ella a la cabaña.
-Menudo viaje…-me incorporo.- Es extraño.
-¿El qué?-pregunta desorientado.
-Dijo unas cosas muy raras allí fuera.-respondo recordando la situación.
-Pudo ser por la conmoción.

Esas palabras quedan afirmadas, después, por Scarlett. No recuerda haber dicho nada, solo que perdió el conocimiento. Christian le pide disculpas y los otros dos días transcurren sin ningún problema.

sábado, 12 de febrero de 2011

Capitulo 5 : Una Oportunidad (Parte 1)

Tal y como dijo Jack, se presenta en mi casa para acompañarme al instituto. Tiene mejor aspecto y luce su sonrisa de siempre. Me preparo y cojo mis cosas antes de irme con él. Cierro la puerta con llave y empezamos a caminar, me veo obligada a preguntar:

-¿Cómo estás?
-Mejor, cuando llegue a casa mi padre ya había vuelto de la cafetería y me acompañó al hospital-contesta- le tuve que contar mi "valerosa actuación" de ayer ¿Y tú?
-Perfectamente.
-Karen ayer me fijé que no vives con tus padre, ¿dónde están?
-Están trabajando en Inglaterra-respondo sombría.
-Ya veo. Mi madre también viaja mucho por negocios, pero tengo a mi padre y a mi hermana.-sonríe.
-¿Hermana?-quiero saber más de ella.
-Si, se llama Annie y tiene ocho años. Cuando mi madre se fue, ella tenía cinco años y no podía creérselo-se para- bueno ni ella, ni yo...

Estas son sus últimas palabras, creo que...he abierto una brecha que estaba entornada, la situación se pone un poco incómoda, y yo no sé que decir después de todo yo...
Una chica se tropieza delante de nosotros y se le escurren todos los papeles que sujetaba en las manos. Me inclino para ayudarla a recogerlos mientras Jack atiende a la joven. Cuando se alza otra vez le entrego todos los folios y libros.

-Gracias- nos mira a los dos con sus grandes ojos verdes- mi nombre es Scarlett.
-El mío es Karen y él es Jack-tomo la palabra. Scarlett tendrá un año menos que nosotros, su piel es pálida y su pelo castaño claro acaba en pequeños tirabuzones.
-Tomad-nos entrega una pequeña tarjeta, Jack la recoge y yo me pongo de puntillas para mirar sobre su hombro la tarjeta y esto es lo que leo: "Peluquería Green" nos quedamos mirándola- vivo ahí, mi madre se encarga de la peluquería de abajo, venid algún día  y así podré agradeceros lo que habéis hecho hoy por mí.

Asentimos y ella se va. No sé por qué pero esa niña no me gusta. Percibo la mirada de Jack.

-¿No te gusta esa niña verdad? A mi tampoco. Parece que es incluso más mayor de lo que es. ¿Iremos a su casa?-pregunta agitando la tarjeta.
-No lo sé, supongo. Venga vamos-empiezo a caminar.-Llegaremos tarde.

Lo primero que hago al sentarme en mi pupitre es pedirle disculpas a Caroline, ella las acepta satisfecha y volvemos a nuestra rutina: Caroline habla y yo escucho. Cuando toca el timbre para empezar las clases aparece nuestra tutora para comunicar que hay un alumno nuevo, cuando entra la reconozco: Scarlett. Jack gira la cabeza hacia atrás y me susurra: "Parece que era de nuestra misma edad, ya no podemos negarnos a ir a su casa." Sonrío, tiene razón. Mantengo mi vista en Scarlett, preguntándome si llevaba el uniforme puesto cuando nos cruzamos con ella. Toma su asiento, me divisa y me saluda con la mano.
Esperamos que la tutora se retire, y nos deje con la aburrida clase de Lengua, pero no lo hace. Empieza a escribir en la pizarra y cuando termina anuncia lo que hay escrito:

-Chicos mañana nos iremos de excursión a la nieve. Así que traed todo lo necesario. Estaremos 4 días y 3 noches así que coged ropa suficiente de abrigo. Nos alojaremos en una cabaña instalada en la montaña y esquiaremos por la tarde.

Todo el mundo se altera por la noticia y empiezan a hablar sobre el tema. Los murmullos aumentan hasta que todo el mundo acaba gritando para enterarse mejor. La tutora comienza a dar palmadas para tranquilizar a los alumnos.

-Ya está chicos. El autobús sale a las siete y media, no lleguéis tarde. Las cabañas tienen habitaciones de 4 camas, haced los grupos.- con esto último se ausenta de clase para hacer pasar al profesor de Lengua, pero todos están tan excitados que no le dejamos dar clase y nos deja hablar libremente.
Jack se da la vuelta y me sonríe.

-¿Que tal...Caroline, tú y yo?- me pregunta, espera que me enfade y que conteste con un "no" rotundo pero le sorprendo afirmando su idea.
-Pero Jack-Caroline interviene- nos falta alguien.
-¿Qué tal yo?-Scarlett se ha acercado sin percatarnos-
-Vale-responde Caroline.- De todas formas, nadie más se pondría con nosotros.

Jack y yo asentimos, pero ninguno de los dos está convencido. En el comedor, decido acompañar a Caroline y Jack se sienta a mi lado. Visualizo a Scarlett sentada sola en la mesa en la que yo solía sentarme y decido llamarla para que se una a nosotros. Me doy cuenta de que en verdad esta chica se parece algo a mí. Solo intenta encajar, pero su apariencia de "niña rica" nos hace pensar que se cree mejor que los demás. Decido darle una oportunidad, todo el mundo la necesita. Caroline y Jack también se la dan al comprender lo mismo que yo.

A la salida me despido de Caroline y de Scarlett y me encamino con Jack a casa. Hablamos de lo que nos vamos a llevar para la excursión y a que hora estará en la puerta de mi casa Jack. Llego a casa y me despido de él. Abro la puerta y le preparo a Cheshire su comida y cocino un filete para mí. ¿Una excursión? No había ido nunca a ninguna, siempre me negaba en los otros institutos, pero esta vez me apetece. Pero...tengo que tener cuidado con mi habilidad de congelación. Normalmente la puedo controlar, pero si me enfurezco demasiado o me altero, mi habilidad se descontrola. Decido no pensar en ello, me dirijo a mi pequeña biblioteca y atrapo un libro de "Sherlock Holmes", luego me voy a mi armario y tomo mis Converse moradas (para estar dentro de la cabaña), mis botas altas negras, mis guantes y bufanda azul marino y mi abrigo de cuadros. Así me paso toda la tarde, cogiendo lo necesario para introducir en mi maleta.

A la mañana siguiente, me doy cuenta de que he llenado 2 maletas y un bolso... ¿Cómo se supone que voy a llevarlo? Ya sé, como Jack llevará una le daré alguna de las mías. Le dejo a Cheshire un paquete abierto de comida de gato y me marcho con Jack (con mi maleta) hacia el autobús. Me acomodo, en un sillón del vehículo, al lado de Jack. Estoy en el lado de la ventana y empiezo a recordar una vez que fui con mis padres a la nieve, no puedo evitar ponerme algo triste. Mi vista, durante el trayecto permanece perdida hasta que Jack me pone, sin darme cuenta, un auricular de su mp3. La canción que suena es "Hero" de Skillet. Me gusta esa canción, y me encanta el estribillo:
I need a hero to save me now, I need a hero (save me now), I need a hero to save my life. A hero'll save me (just in time). Me pongo a tararearla y Jack empieza a reírse.

-¿Qué pasa?-exijo avergonzada-ya sé que canto mal, no hace falta que me lo recuerdes.
-Que va, solo es que no te había visto nunca así, tan...despreocupada.
-Sera porque a tu lado no puedo estar preocupada-Le sonrío.

Mientras estoy escuchando otra de sus canciones me quedo dormida sin advertirlo. Tengo una pesadilla de las mías y creo que es real, pero me despierto dando un grito sin acordarme donde me encuentro.

-Karen-Jack me coge del hombro y me relajo por un instante.- ¿Qué te pasa?, ¿Has tenido otra vez esa pesadilla?...Karen...Karen, responde.-estoy en blanco, no debería haber venido. Todos lo demás alumnos y los profesores empiezan a acercarse y yo me siento como una idiota.- Karen, anda ven aquí- y Jack me abraza- no me lo esperaba, pero hacia tanto tiempo que nadie me daba un abrazo y estaba tan asustada que agarro con fuerza la camisa que lleva puesta y me pongo a llorar.

Menuda forma de empezar un viaje.

martes, 8 de febrero de 2011

Capitulo 4: ¿Por qué?

Hoy no he dormido, desde que tuve esa horrible pesadilla no consigo conciliar el sueño, cada vez que mis ojos se cierran para intentarlo aparecen esas imágenes tan espantosas. Me levanto de la cama después de haber pasado la noche despierta leyendo un libro. Bajo las escaleras con la vista nublada, frotándome los ojos continuamente. Llego abajo y entro en la cocina para comer algo: sólo encuentro un yogurt en el frigorífico.

-Hoy tengo que hacer la compra- agarro el yogurt y cierro la nevera de un golpe. Cuando termino, decido vestirme y ponerme algo para que no se aprecien mis ojeras. Recojo las llaves del estante y me sorprendo al oír el timbre de la puerta que retumba en toda la casa. La abro esperando a un vendedor ambulante o al cartero, pero no son ninguno de los dos.

-Jack... ¿Qué haces aquí?-le pregunto en tono airado-¿Cómo sabías que vivía aquí?, No...Espera... ¿Ayer me seguiste?-estallo sin dejar que conteste, no me puedo creer que me haya seguido. Cruzo los brazos esperando una respuesta.
-No te seguí-contesta con una calma irritante- Mi casa es en la misma dirección que la tuya ¿Recuerdas? Ayer pude ver como regresabas y te introducías en esta vivienda. Te noté muy preocupada por ese sueño y hoy quería acompañarte. No quería dejarte sola.
-Sé cuidarme por mí misma, así que puedes irte tú solo.-Intento cerrar la puerta pero él la detiene con la palma de la mano.
-¿Qué te pasa?-pregunta disgustado-Ayer te disculpaste por este mismo comportamiento y hoy sigues siendo la chica independiente. No lo entiendo.
-No necesitas entenderlo-empujo la puerta pero Jack sigue con la mano en el mismo lugar.
-¿Es por ese sueño? o... ¿Por qué?-insiste.
-No te importa, no quieras ahora saberlo todo sobre mi vida.
-Tú dijiste que eso era preocuparme por los demás y que algún día me lo agradecerías.
-No te voy a tener que agradecer nada porque tú vas a dejar de meterte en mi vida.
-¿Y el muro? Ese muro que dijiste que pusiste desde un principio ¿ha vuelto a crecer?-sus fuerzas ceden.
-Nunca dije que se hubiera roto...
-¿Por qué no dejas que nadie entre en tu vida?-añade en tono sombrío.
-¿Por qué intentas tú entrar en ella?-contesto simultáneamente.

Se queda unos instantes callado y me mira fijamente, sus ojos azules muestran una expresión que nunca imaginé que vería en él.

-Supongo que porque soy un idiota.-se separa de la puerta despacio haciendo que esta quede entornada.- ¿Sabes? Esta vez no voy a volver a pedirte disculpas. Ya no. Te dejo hacer lo que quieras, sin molestarte más.

Se aleja lentamente sin volver la vista atrás. Cierro la puerta de un portazo y me apoyo en ella. ¿Qué estoy haciendo? ¿Esta es la mejor forma de no someterlo al peligro que impone estar a mi lado? Cheshire se acerca lentamente con un rostro que pide una explicación sobre lo sucedido.

-Es lo mejor, no podemos permitir que le ocurra algo, ni a él ni a nadie cercano a mí. No podemos permitir que…ocurra de nuevo.

Decido hacer lo mismo con Caroline. Cuando ocupo mi asiento a su lado me muestro insensible e intento no conversar con ella, que me responde de la misma manera, pero no dura mucho ya que empieza a preguntarme que me sucede y por qué estoy tan seria. No contesto a nada por lo que decide cambiar de tema.

-Oye…ayer durante la comida ¿por qué no te sentaste conmigo?-clava su mirada en la mía.
-Por nada, simplemente no quería. Y menos con ellas.- hago notar mi tono de voz.
-Pues “ellas” son mis amigas y también me hubiera gustado que lo fueras tú también.
-No, es mejor que no. Soy una chica solitaria.- mi voz se quiebra.
-Genial- suelta- Espero que algún día te des cuenta de lo que estás haciendo.

Estas son sus últimas palabras y la verdad llevo desde los 13 años apartando a personas de mi vida, conservándome en soledad y ahora tres años después, siento un enorme vacío en mi interior, me cuesta alejarme de las personas que han querido hablar con una persona como yo. Por primera vez…tengo miedo de quedarme sola.

El resto del día se me hace eterno, evitando miradas de Caroline y observando como Jack me mira con deshaga por el rabillo del ojo. Yo inclino la cabeza hacia abajo provocando así que mi pelo me camufle el rostro por completo.

De camino a casa decido pasarme por un supermercado cercano para comprar suministros, cojo lo más básico: pan, yogurt, carne, verdura, queso, huevos, leche, algún dulce y otras cosas más. Pago mis alimentos y me los colocan en una bolsa. Cuando cruzo la puerta que da al exterior el cielo está teñido de gris marengo: está anocheciendo. Procuro pasar por las calles más iluminadas y al cruzar una esquina me encuentro con unos chicos que me impiden el paso, intento volver pero hay otros dos del mismo grupo que están justo a mis espaldas. ¿Y ahora qué? Se acerca el que parece el líder, sus ojos verdes tienen un aspecto horrible, su ropa no tiene un estado mejor, es corpulento y su pelo rojizo lleva días sin ver el agua. Retrocedo cada vez que se acerca hasta quedar contra la pared; mierda he caído en su trampa.

-Oye… ¿Dónde tienes la cartera?-su aliento me da en la cara.

Me llevo las manos a la espalda por si tengo que hacer uso de mis habilidades especiales, antes de que pueda congelarlos a todos los otros jóvenes me cogen de las manos y me las cierran con fuerza oigo como uno de ellos susurra: por si intentas algo. Así no puedo hacer nada. Miro a mí alrededor por si hay alguien cerca, que al gritar, acuda a mi ayuda pero no visualizo a nadie. Genial, menudo día.

-No te la pienso dar, así que…aparta- le exijo, todos me miran perplejos por mi reacción y yo prosigo- Vamos, que os mováis.

-¿Perdona? Tienes mucho valor para reclamar tu libertad, ¿cuantos años tienes, pequeña, trece?-pregunta burlón.
-Dieciséis, idiota.- se ríen y empiezan a mirarse mutuamente agitando los brazos.- ¿Qué pasa? ¿Es un concurso de quien hace más el ridículo?

-Eres extremadamente enana para tu edad- eso hace que exploten risotadas.
-No soy tan baja como dices-replico con una furia mayor ya que odio que me recuerden que no soy lo “suficientemente alta”
-No, pero sí para tener dieciséis años.
-Bueno y tú tienes una masa corporal que me tapona la vista de toda la calle- sonrío con malicia.
-¡¿Qué?!-grita y saca algo del bolsillo que identifico como una pequeña navaja, lo pone justo debajo de mi cuello y ahora es él quien sonríe- ¿Ahora no dices nada? vaya, vaya, vaya parece que la valiente se ha acobardado. ¿Por qué no me has dado el dinero desde un principio y nos habríamos ahorrado todo esto? Bueno…-tantea la hola afilada sobre mi cuello- de todas formas me apetecía divertirme un rato.

Cierro lo ojos y espero el corte, la hoja se clava lentamente en el haciendo que me arda la herida y mane sangre. Los abro y me encuentro al chico limpiando el filo en su sucia camiseta. A continuación señala a mi corazón, retrocede para coger impulso y se abalanza sobre mí. Sello mis ojos por última vez. Oigo el contacto de la navaja con la piel al ser atravesada y al descubrir mis pupilas hay alguien delante de mí: Jack. Se desploma contra el suelo y los atacantes se alejan corriendo. Me quedo mirándolos y con mis manos ya liberadas las pongo abiertas delante de mí y eso produce una capa de hielo que provoca la caída de todos ellos.

Me caigo de rodillas junto a Jack. No…no puede estar…por favor. Unas finas lágrimas empiezan a surgir de mis ojos, le doy la vuelta a su cuerpo y me sorprendo a ver su amplia sonrisa de siempre. Veo la herida en su hombro y me relajo al saber que no es un corte mortal.

-No sabía que te gustase ese tipo de gente- mira al final de la calle donde los chicos intentan levantarse del suelo.- ¿Estás bien Karen?

Estoy a su lado con la vista hacia abajo, sollozando y no puedo creer que me esté preguntando si yo estoy bien cuando él tiene una herida profunda en el hombro. Las únicas palabras que me salen en este momento son:

-Lo siento. Siento lo de esta mañana, las cosas que te dije y…que te hayan herido por mi culpa. Soy una idiota, podrían haberte matado…
-No lo han hecho. Pero me alegro de haberte salvado la vida- me guiña un ojo- Te perdono si me ayudas a levantarme.
-Claro-me limpio las lágrimas y lo ayudo. Lo sujeto por el brazo que no está dolido.-Te llevaré a mi casa-me mira pasmado ante mi propuesta, teniendo en cuenta que esta mañana no quería que entrara, es normal que le parezca extraño.- ¿Qué? Mi la mía está más cerca que la tuya.
-¿Sabrás curarme?
-No tengo tus habilidades medicinales pero…si te doy un botiquín ¿te sabrás tratar solo?-Soy pésima en tratamientos sanitarios.
-De acuerdo-sonríe-pero necesitaré ayuda de todas formas.

Abro la puerta y dejo la bolsa de la compra (que llevo cargando todo el tiempo y que se ha caído, mojado por la nieve y roto por un asa). Le indico a Jack la cocina, coloco mi abrigo en el perchero, y agarro el botiquín. Cuando entro en la estancia Cheshire está encima de la mesa mirando a Jack.

-Cheshire baja de ahí-este obedece y se acurruca a mi lado.
-No sabía que tenías un gato.-Jack empieza a coger los productos que hay dentro del maletín de primeros auxilios.
-Lo tengo desde pequeña.-contesto sacando una vendas-¿será esto suficiente?
-Por lo menos, durará hasta que llegue a casa y pueda ir al hospital.

Cuando termina de curarse y de tratar mi rasguño del cuello, decide irse. Me ofrezco para acompañarlo pero se niega porque es tarde y después tendría que volver sola.

-Gracias Jack-le agradezco antes de irse.
-De nada. Mañana me pasaré para ir juntos al instituto… ¿te parece bien?-hace una pausa-deberías arreglar las cosas con Caroline también.

Asiento y se va.
Esa noche pude dormir sin pesadillas ni temores. Sólo con una sonrisa.

viernes, 4 de febrero de 2011

Capitulo 3: Sueños

"Sangre, ruido, sombras...Sangre, ruido, sombras, un grito, silencio..."

Me despierto sobresaltada con la frente empapada de sudor y con el corazón palpitándome simultáneamente, respiro entrecortadamente, me tiemblan las manos y las piernas. Necesito luz, no sé que hora será pero todo está inundado de oscuridad. Me levanto de la cama y empiezo a andar a tientas, tropezándome con todo lo que se cruza en mi camino. Voy posando las manos en todo lo que es sólido, hasta dar con la pared donde se encuentra el interruptor, lo aprieto con fuerza deseando ver claridad en este vacío lleno de miedo. No se enciende. Empiezo a desesperarme, de repente oigo un ruido que me es asquerosamente familiar: El hielo se está apoderando de las paredes convirtiéndolas en superficies heladas.

-No...Por favor ahora no...-susurro. Empiezo a acostumbrarme a la penumbra y al hacerlo descubro que todo lo que he tocado antes...está congelado. La ira se apodera de mí, estoy harta.- ¡Joder!, ¡para ya!- estoy gritando como una loca a las paredes, o mejor dicho a la capa cristalina que la cubre. Aprieto los dientes y empiezo a descargar mi cólera contra esta, propinando fuertes golpes con los puños acompañado de gritos.
En mi habitación hay un espejo adjunto al armario, pero yo no me paré a pensar en ello y dándole un golpe a otra capa de superficie helada también destrozo el espejo, haciendo que mis manos se queden llenas de arañazos que empiezan a manar sangre. Eso es lo que necesitaba: Dolor, mis pensamientos y mi ira desaparecen. Mis piernas me fallan y me deslizo por la pared hasta quedar en el suelo, acerco mis piernas hasta el pecho hasta quedar como un ovillo. El dolor que hace unos segundos me sacó de mis pesadillas, ahora se ha trasladado a mis ojos provocando lágrimas. Y de pronto el grito que he estado conteniendo sale veloz e impetuoso como un tren nocturno. Tengo las manos con ríos de sangre que desembocan en un mismo punto de mis dedos y gotean hasta el suelo pero no me he movido de mí rincón para atender mis heridas. Cuando pasan unos minutos noto que alguien lame mis manos, levanto la mirada y vislumbro a Cheshire, mi gato gris oscuro que cada vez que camina hace sonar su cascabel aunque esta vez no lo he oído su sonido.

-Lo siento. Seguro que mis gritos te han despertado.- declaro mientras le acaricio una de sus orejas, el me lo agradece con un maullido.

Busco con la mirada el reloj que hay encima del escritorio y marca las 7:09.
Decido levantarme y ponerme unas vendas en las manos, limpio el suelo cubierto, ahora, de agua. Me preparo el desayuno: vierto Flakes en un tazón y les añado leche fría con una cucharada de Colacao (no soporto la leche sola). Me visto con el uniforme escolar que se compone de una camisa blanca, una falda negra, una chaqueta roja acompañada de un lacito compañero a la falda. Me pongo los calcetines negros por encima de las rodillas y me calzo con unos zapatos carmesí. Por último Agarro mi cartera con los libros y todo el dichoso material escolar dentro, le sirvo a Cheshire su comida y cierro la puerta antes de marcharme.

Cuando llego, todo el mundo ya está sentado y yo ocupo mi asiento. Así pasan las primeras dos horas de clase, donde intento no pensar en lo que ha pasado esta noche. Cuando empieza la tercera hora mi compañera Caroline intenta tratar conmigo: Comienza a contarme una resumida biografía propia, de dónde es, los hermanos que tiene, sus aficiones, lo que le gusta, lo que no...Al principio no sé que comentario aportar, pero después descubro que no hace falta, ella los aporta y de vez en cuando me sonríe, su sonrisa lo dice todo.

-Oye Karen... ¿Dime y tú qué?, ¿Cómo es tu familia?- pregunta mirando su cuaderno de Biología.
-Bueno, pues mis padres viajan mucho por negocios y viven en Inglaterra, pero...yo prefiero quedarme aquí. Antes vivíamos en Asturias y me avisaron de que su próximo destino era ese, por lo que yo me mudé a Madrid negándome a salir de España.-Me sorprendo contestando así tan abiertamente y sin pararme a pensar antes de hablar.

Nos pasamos el resto de la hora dialogando, ella más que yo. Al tocar el timbre, que anuncia que es el momento de pasar por el comedor a que te sirvan comida, todos van corriendo. Al entrar por la puerta de este, me encuentro a Caroline sentada con unas chicas en una mesa redonda en la que hay un espacio para que alguien más se una, pero ésa no quiero ser yo. Decido sentarme en otra de esas mesas, pero esta está vacía. Perfecta para mí. Me acomodo y saco mi libreta de dibujos y mi lápiz y comienzo haciendo bocetos y a aislarme en un mundo en que sólo estoy yo y mis ilustraciones. El dibujo me gusta porque me tranquiliza y porque es una de las pocas cosas que se me da bien. Cuando le estoy haciendo unos últimos retoques a mí dibujo alguien me tapona la luz.
Me giro y encuentro a Jack que decide tomar la palabra:

-Perdona lo de ayer, a veces me precipito al decir las cosas. Lo siento.-A continuación se sienta a mi lado.
-Bueno, no pasa nada, olvídalo.-Respondo y vuelvo a mi dibujo, él se queda ahí observándome con un rostro sombrío, dejo caer mi lápiz.- ¿Qué pasa?, ¿Por qué me miras así?

-¿Qué te ha pasado en las manos?-las señala y me fijo en que las vendas han quedado totalmente empapadas  de sangre. El miedo que parecía olvidado ha vuelto a mi mente con intensidad y eso hace que baje la mirada.
-Venga…vamos a la enfermería.-Lo sigo y al llegar no hay ninguna persona que nos atienda.-Tendré que usar mis recursos medicinales.

Espera que me ría pero no lo hago. Acerco un taburete y me siento en el, me quita las vendas y al ver el estado de mis heridas se cuestiona si las he tratado, no, no las he tratado. Coge un botequín de la parte superior de un armario atestado de productos medicinales, veo como maneja los botes que hay en su interior y me los aplica.

-¿Sabes?-dice sin apartar la vista de mis manos- Sé perfectamente que soy un pesado, siempre metiendo las narices donde no debo y haciendo preguntas sin parar. Debería cerrar la boca.
-No sé por qué lo dices… Sólo te preocupas por los demás. Algún día te lo agradecerán…incluida yo.-respiro hondo- La que debe disculparse soy yo, desde el principio fui quien puso un muro.

Mi comentario flota en el aire y nos quedamos un rato en silencio.

-¿Por qué llevas el flequillo tan largo? Te impide ver… -se para y se toca el pelo- Perdón ya estoy otra vez…
-Es sólo…que no quiero ver el mundo.- Sonrío- Ni el mundo quiere ver a una persona como yo.
-Mi padre tiene una cafetería- añade cortante- Tal vez el mundo quiera verte allí. Seguro que después te sientes mejor.

Asiento y con mis manos curadas volvemos a clase. Al salir del recinto escolar, Jack me está esperando fuera y yo voy a su encuentro. De camino a la cafetería, Jack me cuenta observaciones sobre el café. Cuando estamos cruzando una calle, vislumbro en el suelo una mancha rojo carmesí de un animal atropellado, pero ese simple color hace que mi mente se llene de miedo. Me agacho hasta quedar agazapada en el suelo temblando, Jack se inclina hasta quedar justamente a mi lado.

-Oye, ¿Qué pasa? Es sólo un animal. No pasa nada-susurra intentando tranquilizarme.

Elevo lentamente todo mi cuerpo hasta quedar de pie, entonces decido contárselo:

-Es por un sueño que tuve anoche, no me lo consigo sacar de la cabeza.-explico.
-No pasa nada, de todos modos son solo sueños ¿no?-añade con una sonrisa plasmada en su rostro.
-Pero ¿Y si no fueran sólo sueños?-Insisto.
-¿Quieres decir sueños premonitorios?
-No, no yo no creo en esas cosas.-aclaro con un tono seguro.
-Entonces…si no es un sueño normal ni premonitorio, ¿qué es entonces?-pregunta con curiosidad.
-Nada, olvídalo. Oye dejamos lo del café para otro día ya no me apetece.-doy media vuelta para volver a casa.
-Pero…-se rinde- Hasta mañana Karen.

Me despido con la mano, las piernas aún me tiemblan pero avanzo para que parezca que a pesar de todo…estoy perfectamente.