Matt se incorpora bruscamente y con la mano aparta el sillón, haciéndolo caer al suelo con un sonido hueco. En sus ojos distingo una furia reprimida que empaña sus ojos con un brillo sobrenatural.
Todos miramos como se ausenta de la sala. El silencio se acumula, y nadie está dispuesto a romper el ambiente tenso que se palpa. Quiero aferrar su brazo, y evitar su huida, asegurarme de que no se desvanece aún…
-Ve con él…-susurra Claus-Ahora te necesita más que a nada.
Paso la mirada por los demás que parecen aprobar la idea de Claus. Mis pies comienzan a tomar la iniciativa y corren para alcanzar a la persona que acaba de anunciar su muerte.
Por suerte, cuando salgo por la puerta central del Orfanato, veo a Matt a unos pocos metros de mí. Su nombre sale de mis labios varias veces, pero él insiste en hacer que no me escucha.
-¡Matt!-grito finalmente casi sin voz.
Se detiene. Al menos he conseguido algo.
-¿Por qué no me lo dijiste?-respiro entrecortadamente-¿Por qué…?
Se gira lentamente, y clava sus pupilas en mí.
-¿Crees que es fácil?-pregunta con un hilo de voz irreconocible en él-¿Crees que es fácil anunciar tu propia muerte a la persona que amas?
Bajo la cabeza, sin saber qué debería responder.
-¿Desde cuando lo sabes?-digo al fin.
-Desde siempre. ¿Recuerdas que te conté que a mi hermano lo mataron ellos?-Asiento lentamente.-Bien, pues en primer lugar yo estuve allí cuando pasó.
-Pero…dijiste que tú llegaste después de que ocurriera.
-Mentí.-sonríe sin ganas- Lo mataron delante de mis ojos, y extrajeron de su cuerpo su habilidad recuerdo que esta tenía una forma circular parecida a una canica, pero con un brillo reluciente. Cuando terminó con él, pensé que proseguiría conmigo; pero entonces se volvió hacia mí y musitó con repugnancia: “Tú no nos haces falta, tienes un poder que se consume contigo y que cada vez que es utilizado te resta poco a poco tu vida. Nuestro señor no precisa de algo como eso”
Suelto una bocana de aire. Todo esto se me hace grande.
-Veo que…tendremos que prescindir de ti en la lucha con Hiedra Roja.
-No-suelta con firmeza.
-Pero…
-No, Karen. No pienso quedarme de brazos cruzados en casa, mientras que todos mis amigos están jugándose la vida. Dime, ¿Qué pasaría si fuera al contrario? ¿Tú te quedarías? ¿Perderías la oportunidad de hacerles pagar lo que le hicieron a tu familia?
Nos quedamos en silencio, sabe lo que voy a contestar y yo también:
-No. Pero…
-No puedes decidir por mí.-espeta
-¡Pero no puedo soportar la idea de perderte!-las lágrimas se forman y caen por mi rostro.
Matt camina hacia mí y cuando está justo a mi lado me envuelve en un abrazo. Su calor me tranquiliza; pero noto un leve temblor en sus brazos.
-Te prometo que no voy a morir…
-Matt…ya no puedes controlar tu habilidad…-sollozo. Mi cabeza está justo a la altura de su corazón y cada latido que da me tranquiliza aún más.
-Si puedo controlarla-titubea
-Es mentira…antes con Shadow no pudiste.
-Solo ha sido una vez.
Alzo la cabeza para mirarlo.
-Pero puede ir a peor, Matt.
-Te prometo-alza la cabeza hacia el cielo- Te prometo que no voy a morir-repite-pero tú también me tienes que prometer algo…
-¿El qué?-pregunto sin entender a dónde quiere llegar.
-Que al final de todo esto…elijas. Pero por favor, si me elijes a mi que no sea por compasión ni por pena…sino por un sentimiento más fuerte que eso.
-Te lo prometo.-me sonríe con dulzura y me aparta de él con suavidad.
-Me voy a casa.-manifiesta, y visualizo cómo se aleja sin volverse ni una sola vez.
Cuando vuelvo con los demás, todos esperan a que diga algo, pero no sé el qué.
-¿Y bien?-pregunta Marina.-¿Qué ha pasado?
-Se ha ido a casa.
-Entonces…tenemos a uno menos para luchar.
-No. Él va a seguir con nosotros.
-¿Qué? ¿Vamos a permitir que venga con nosotros a pesar del riesgo que eso supone? ¿No le has detenido en su decisión?
-Yo no puedo decidir por él.-las preguntas cesan, ya que saben que tengo razón- ¿Cómo lo sabías Shadow?, ¿Cómo conocías su condición?
-Scarlett me dijo la habilidad del chico al que Hiedra Roja solo quiere matar y no aprovecharse de su habilidad.-se dibuja en sus labios una media risita.
-¿Nos vas a decir dónde se esconden?-inquiero apoyándome en él sillón (que han recogido del suelo) en el que Matt estaba sentado antes.
-Claro. Pero será mañana y solo vendrás tú. Te enseñaré mi habilidad y te mostraré a alguien que quiere verte.-se empieza a alejar.-A las diez. Por la mañana. Te estaré esperando.-Y desaparece entre las hileras de libros.
De camino a casa de los gemelos, todos parecen estar muy alterados. Escucho comentarios acerca de lo pequeña y misteriosa que es Shadow; del desconocido que me quiere presentar; de la duda de su habilidad; si nos estará tomando el pelo o no. También oigo decir algo acerca de Matt.
Tantas preguntas y tan pocas respuestas…
Cuando entramos todo está oscuro. Matt se ha ido a su “propia” casa y supongo que es normal. No quiere que su presencia sea una lástima para nosotros.
La noche transcurre sin problemas, aunque un sueño me despierta dos horas antes de la cita acordada con Shadow. El sueño me ubicaba en un cementerio…delante de la tumba del chico con la habilidad del miedo.
El aire es fresco y el césped que cubre el interior del orfanato está recién cortado. Las puertas están abiertas y entro con facilidad. Estoy dispuesta a buscar a Shadow y acabar con la duda que me corroe.
-Shadow no está preparada aún.-miro hacia abajo y descubro a Eream con un conejo de peluche en la mano- Me ha dicho que esperes.
-Está bien.-miro el reloj: marca la hora exacta.- ¿Te importa que me quede aquí contigo?
Niega con la cabeza, lo que hace mover sus cabellos blancos de una forma muy graciosa. Agarra con más fuerza el peluche y se sienta en el césped cruzando las piernas, haciendo que el vestido blanco se las cubra. Yo hago lo mismo y me acomodo a su lado.
-Dime, ¿aquí todos tenéis habilidades?
-No, solo somos Shadow y yo.-agita el muñeco y lo hace bailar.- Los demás son niños normales.
-Entiendo.
El conejo deja de bailar. Eream se lo coloca en el regazo y aprieta una de sus blancas orejas con nerviosismo.
-Karen.-me llama, insegura.-Quería pedirte algo.-se hace el silencio, yo asiento. Quiero…ir con vosotros a luchar. Quiero proteger a Scott.
-Es peligroso, Eream.-intento no sonar muy seria.
-No me importa, haré lo que sea para que él esté seguro. Yo lo voy a proteger.-aprieta el peluche con más fuerza.-No voy a permitir que le hagan daño.
-Lo sé.-le froto los cabellos.-pero es arriesgado y la que podría salir herida eres tu.
-No. No. No. Yo quiero ayudar. Mira, ¿te muestro mi habilidad? Es muy fuerte.-se levanta de un salto y me deja el conejito a mí. Pone las manos encima del césped y cierra los ojos por unos minutos. Cuando los abre de nuevo se han vuelto de un color plata y de sus manos se precipitan millones de balas que hacen agujeros en la hierva.
Mi asombro es palpable. Sus párpados se cierran de nuevo y vuelve a la normalidad-¿Te ha gustado? Puede ser muy útil. No necesito pistolas, solo mis manos.
-Está bien.-ella aplaude de felicidad- Pero tendrás que quedarte fuera y a unos metros de distancia. Si te precisamos te llamaremos sin duda. Pero hasta entonces quedarás al margen…y por favor tendrás que tener cuidado ¿de acuerdo?
-¡Vale, vale!-le entrego el peluche y ella se pone a dar vueltas con él.
Una presencia oscura se coloca detrás de mí, al volverme descubro a Shadow que me mira fijamente.
-Vamos, él está esperando.
La sigo por los pasillos en cuyas paredes hay colgados muchos cuadros de diferentes artistas conocidos. Avanzamos hasta llegar al lugar que desentierra millones de secretos: La extraña Shadow, el anuncio de la muerte de Matt y ahora la presencia de un desconocido que está de espaldas. Ese lugar plagado de libros.
-Ella está aquí.-anuncia Shadow.
Se da la vuelta. Al ver su rostro, esos ojos negros, ese pelo castaño esa herida que nunca pareció sanar en el pasado… me percato de quién es y no dudo en lanzarme contra él. Lo odio. Odio lo que nos hizo…odio lo que me hizo.